Roma. Un hombre sortea
multitud. Quizás sería muchedumbre, gentío, masa, aglomerado, turba; nunca
pueblo; de eso está seguro. Sobrevuela, o cree flotar incertidumbre, en la
certeza que logró y no vuelve. Estrategias. Nunca se sabe como terminan con la
psiquis y lo humano contenido. Sería el humo blanco que lo desatinó. O quizás se
sabe que hay dentro de las cuevas sólo cuando el crujido alrededor ensordece y
la garra roza tu osamenta. Campanas. Sí, escucha. Jubilo sí, siente. Miedo se
preguntó, no encontró la respuesta, tenía las dos. Si o no, sería admitir, no
dimitir, no retroceder con la obediencia debida. Qué hace en esas calles, en
las que no puede pasar inadvertido, y mientras tanto su vuelo parece entrar en
la locura y su tesón des consuela en la cordura. Arreglaré todo con un perdón, muchos,
o debería re fundarme y des fundar. Mostrar un colectivo humano igual, sin prohibiciones y aún poder amar como cualquier
vecino, verme con hijos y seguir mi fé y la nueva fundación. Hace frío, se ve
bajar de esa cosmogonía en que había entrado, abrir los brazos y sus manos
toman la foto inicial.
Mientras una pareja
argentina, llega por los placeres turísticos, lejos o tan cerca en fotos, de
igualarlo o jugarse por la diversidad.