martes, 30 de junio de 2009

Amanecidos










Martina gira la ciudad, o es la ciudad que la hace girar a ella. No quiere ese lugar, el pueblo la repica, el pueblo la reclama en rechinar de su chango de supermercado. No está haciendo compras, junta basura. Esa inmensa basura que tiran los edificios que comen. Los que ni conocen ni les importa el poblado que dejó en La Rioja, porque mataron la vida, intoxicado por abuso de usufructos ilegales.

Rueda, ruedan, aglomera y piensa. En qué tumbos de dioses y de diablos vivimos. Me alimento con la basura. Pero deben ser robots a controles lejanos los que viven por aquí; nadie tiraría comida: Allá de donde vengo, la carbonada de todos de las huertas de todos. O será que el dinero existe y a muchos les sobra. Como no lo veo aquí ni lo vi allá, cuando vivíamos del trueque: capaz que no es una visión por tanta coca masticada y el dinero vive en las bolsitas de algunos.

Caminaba entre calles en sombras y grupos recogiendo bultos; en estas viviendas duermen como pachamama manda se dijo, sólo nosotros afuera. Llegó a la esquina donde esperaban al camión que los sacaba de la ciudad a cada noche, para ir a la provincia, al cuatro chapas de cobijo. Tardaba. Todos en cansancio se entretenían en tirar piedritas a un tacho vacío. Por el pueblo dijo uno, tiró a la basura lo que es basura: “el maltrato”. Y en un rodar de ascos, cada uno asió una piedrita y gritaron a vomitar lo que querían despegarse. Tiraron a los matadores y a las muertes anticipadas, las soberbias y mentiras, el manoseo y la discriminación sufrida. Martina emocionada, como si lanzando todo aquello lo lograran, tomó un botón flojo de su saco, lo sacó y al tirarlo dijo casi en lágrima. Aquí dejo el desamor que me dejó sin ojal.


Ricardo, que no podía dormir en el local -casa, donde arreglaba zapatos, los escuchaba. Ellos tiran, ya pasé por eso; pero lo vuelvo a hacer ¡carajo! Salió en calzoncillos y ante el estupor aprobación de los otros, lo escucharon decir tiro con lo que no me reconcilio ni puedo:”el olvido”. Por mi hijo, repetía temblando de impotencia: por mi hijo desaparecido. Y pequeños clavitos fueron votados con fuerza al recipiente ya no tan vacío. Su vos ronca, austera, túnel de resonancia; erizaba la calle. A punta de tambor agregaba no perdono lo violento, las dictaduras, la tortura, el desempleo, el desamparo, la injusticia, la presión que nos mete el poder de siglos.

El silencio habló a los otros, no estaban solos, eran más los que desangraban el alma; por otras cosas y las mismas que ellos.


Dalmira, la mujer de Ricardo, estaba a punto de abrir su puestito de flores. Cerca amanecía, también oyó desde el principio, se acercó, saludó y puso un florero en el medio del grupo. Repartió una flor a cada uno y como si son su voz acarreara el sol para entibiar esos huesos doloridos de vida mal vivida; invitó a decir qué se guardarían para que no se pierda, en ese cesto casi lleno de basuras más estiércoles de fatales errores de otros, tirados.

Martina fue la primera: me guardo el amor por todo lo que no me agreda, y las caricias. Se oyó luego: quiero retener el horizonte, es el único que me mantiene con aire, era la voz de Ricardo. Y así casi esperanzados, aparecieron repitiendo construcción de vida y deseo. No estaban medio muertos, sino medio latiendo, se guardaban un poco de feliz, y trabajo, paridad, justicia, identidad. Sonreían.

Dalmira y Martina, sin haberlo conjurado juntas, dijeron nos guardamos un cielo. Y esa palabra fue el milagro y la crucifixión. Cielo pronunciaron todos a grito de necesidad. Había sonido y comunión de pueblo.


Una sirena. Un batallón oscuro, unas balas, el desparramo; la lluvia desatada ayudo a esconderse. Llegó el camión, subieron, incluso Ricardo y Dalmira que se puso con honor su querido pañuelo blanco de las marchas de los jueves en la Plaza. Martina le rogó al chofer, no pares en la villa en que sobrevivimos. Apretá a fondo el acelerador y llevanos directo a un cielo, que sea el lugar de los amanecidos..




Afiche: "recuperar" estractado 28-10-06,comisión contra la explotación minera en la cordillera(límite Chile/Argentina)

8 comentarios:

Luis dijo...

Que similares son las vivencias en Buenos Aires, Santiago, Lima, Cochabamba o cualquier lugar de latinoamérica. Similares las heridas, similares las derrotas, similares las esperanzas, similares el ni perdón ni olvido.
No sólo la cordillera nos uné,...
Un saludo, excelente texto
unaimagenpalabrasmil.blogspot.com

Anónimo dijo...

"Recolectan frutos" en el basural.. como han hecho desde hace tanto mas que les llegara la plaga, el germen, la contaminacion, computacion, marginacion, y la confusion...

Algun dia el gran ciudadano se va a quedar inmovilizado, y va a tender a volver, donde ya no será recibido, donde ya será tarde..

Muy bueno.. Saludos

Chespi

Juanjo Montoliu dijo...

Y el conductor, por una vez, no se detuvo. Previamente había arrojado una piedra, y junto al volante, en el salpicadero, reposaba una rosa.
Al cielo, también se puede llegar en camión.

Me gustó mucho tu texto.

sinseXuras dijo...

Nos quitamos el sombrero ante usted, señora! Qué pasión al escribir... erizada la piel, resonancia del decir-querer decir-necesitar decir...

Tiramos la piedrita también, en contra de la discriminación sexual!!

sinseXuras,
desde Córdoba

mabel casas dijo...

luis

tan similares, hasta en no poder tener un sentido común unificado en toda la población...en seguir agazapados los que creímos disueltos, en no todos ser humanos solidarios y con esperanzas como decís de habitar trabajar y entendernos sin el poder siguiendo talones y unos pocos queriendo tenerlo todo,y indiferenciando ignorando que hay gente excluída que nacieron bebés inocentes como todos con derecho a todo
gracias Luis
tu comentario me hace sentir hermandos en la mirada, ojalá cada vez seamos más y podamos el cambio pacífico
abrazos de hermana argentina

mabel casas dijo...

chespi

la confusión...es esa confusión quebrada lúgubre que otros supieron conseguir para hundir y ganar

adhiero a tu último párrafo,el gran ciudadano no cree que nunca llegará ese día, pero lo habrá porque ellos mismos lo están pudriendo todo, no tendrán donde volver...

mabel casas dijo...

juanjo

tu comentario pone la posdata al cuento, lo engalana con poesía...
y hermana en el sentir: a veces parece que que no hay miradas, pero sí lashay para apoyar el grito

gracias
mis cariños argentinos para vos

mabel casas dijo...

sinXerus

gracias por decir sobre el cuento y percibir lo que las venas quieren mostrar...

bien por la piedrita que agregan!!
la discrinación sexual y tantas otras debieran agregarse por paridad de oportunidades y de tratos

un abrazo al grupo!