La puerta verde estaba ahí.
Juan en su mente, daba vueltas desquiciadas y se repetía: la puerta verde estaba ahí. Sin saber porqué había llegado tan lejos o tan cerca de lugar de nacimiento.
De qué verde sus ancestros le hablarían, Allí no había apariencia que denunciara la existencia de color, ni de algo que lo hubiera tenido. No había nada.
Todo era un paisaje amorfo, sepia. Algún montículo, pura ciénaga interminable, agujas sobresaliendo sin engañar la vista. No eran resquicios de nada conocido.
En la urbana ciudad donde Dalia huyera hace años, los colores estridentes y el morboso movimiento violento de los nuevos motores humanos y de tracción, la hacían agacharse, taparse los oídos y retener ese fuerte vómito en desconcierto. En cuclillas intentaba abrazarse a la puerta verde que flotaba ente sus ojos.
Ambos, en distancia, concentraban y desmenuzaban su cordura, ninguno podía descifrar la obsesión de la imagen. Juan la buscaba, Dalia la tenía abstracta en su mirada.
No podían saber, que sus padres tapados de cenizas del volcán activo y cercano, hace años, habían sido obligados por supervivirlos; a dejar un paisaje que había sido un cuenco de pájaros y verdes, dónde hablaban todos los pasados más cerca del cielo y la montaña. Ellos eran gemelos aún en la panza de la madre.
Dalia a los pocos días recibió un mensaje de su hermano Juan “encontré debajo del sucio, una puerta verde con un cartel raído que tiene el apellido del viejo”.
Ella pensó en las flores de su mismo nombre, que la madre le contaba haber tenido alguna vez en aquel su primer hogar, como reventando primavera. Compró unos bulbos, Si la puerta aún conservaba el verde, había esperanza. No dudaba que ellos habían salido de allí. Cuántas cosas se habían perdido de su génesis allá en el sur. Hasta de sus propios padres vivos y luminosos.
imagen: "cerrada"por josé calmaestra juteau
2 comentarios:
ESA PUERTA ME TRAE RECUERDO DE OTRA Y DE SU LLAVE...
siiiiiiiii
también la veo!!
cariños
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