Sus pasos en aquel barrio sonaban a organito.
Cada vereda una mujer crédula por cama .La calle ancha una congoja, llorándole entre
piernas, entre abrazos; sin el beso de tan solo lo suficiente.
Pero no se inmutaba, sonreía indiferente mientras los chicos esperaban que el lorito sacara el papelito de la suerte.
Pero jamás imaginó que el papelito que nunca sacó para él
decía "La mujer despareja que te mira día a día y no ves, te ama, es tu gema necesaria.”
La llaman la incrédula. Le dijo una vecina cuando preguntó el nombre de aquella mujer.
2 comentarios:
Recuerdos de esa esquina de la infancia..., el organito y los papelitos...
y cuántos desparejos desde entonces...
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