Desde dónde se puede encontrar una mano
que acaricie, una fuente de calma que se coma la ansiedad, troglodita / apurada/
mediadora. Neutralizar la causa, aún, a casi, Manejar el miedo, los nervios,
las ganas exigidas de los puchos. Nada ayuda y sabe, que todo ayuda: La palabra
tibia, el amasamiento relaje, el cómplice sereno; hasta lograr detener el pico
que provoca su estado de intemperie. Lo entiende, lo pasó, le pasó y no estuvo más que poco, no podía, las
circunstancias de ella y de él. Al fin la vida. También un decir perdón. Lo
quiere y le pone el aire tranqui. Esta lejos, y a veces tan cerca.
Y todo viceversa.
Y él, y ella.
De esos hablo.
Desde dónde le viene este malestar
antiguo y a la vez nuevo. Se levanta del abandono, se alegra y después
sobreviene al color del frío, de la ira de su cuerpo; esa sensación de alterar
sus pautas, y ese esfuerzo que hace por volver a tener espacio para aplacar tanto y nada.
Desde dónde se puede aplastar la tensión
del cuello que sostiene su cabeza, la campana del pecho quizás del inconsciente,
el ardor de tripas, la flema el sudor, la sed, las inserciones hinchadas, los sacudidas
que retuercen. Escribe y trata, escribe y le pone puño a distraer la furia del
estado. Escribe y se aleja pensando, intentando su control posible.
Desde dónde se puede conservar esa misma
furia, ese mismo control/descontrol de cuando
existe un erotismo, dejándose llevar (y es tan distinto a lo anterior), quién se
altera, quién teme gozar de enlazarse al amor. Sensual, sexual. Calando conmoción,
poniendo esa agitación plena abarcante de decir te amo. Escucharlo y sentir que
todo crece en necesario, suficiente, en orgasmo cosquilleo en libres alas de estómago,
en estarse amada, amando, compañero compañera, con las fiestas de la cópula, de
los susurros, de lo que se dice y sale solo en el tiempo del después. En el
poder que tiene no separar los cuerpos y quedarse remando cucharas aún con olor
a polución, que confirma que de a tientas el amor llegó a sentirse, mientras el
silencio abraza con las manos, y los pies calientan como para no soltarse y
queda el sueño, o la pasión dormida mientras las esencias continúan en su
diálogo de encuentro.
Ahí nada es afección, todo es cuerpo en
mejoría.
4 comentarios:
¡BUENÍSIMO!
Aún en medio de la mar existen voces que arrullan el viaje,murmullos de olas que postergan una ferocidad aún mayor, tormentosa y dispersa. Lograr armonizar el tañir de las campanas es la tarea.
Digo, que en medio de la tempestad y la tormenta, siempre la vos será escuchada en su súplica de socorro aunque el ese o ese se confunda con un sos acusador. Tu cuento poemado : otra forma de decir amor a lo Casas, escuchar y preguntarse tratando de entender al otro desde sus contradicciones. Bellisimo! escrito con toda la tinta que puedan exudar las tripas.
colombina
gracias por leer estimulando
abrazos
horacio
gracias
encontraste perlas en el barro, tu mirada recepciona lo interior de las palabras
abrazos
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