Parece que el verano está
rondando el aquelarre.
Ella come con alguien, alguien gira su
llave, tiembla su reja, alguien sube la escalera a la par, se acuesta en la
cama casi se tocan sus pies. Carmela
conoce los alguien y profundamente los desconoce. De sentidos percibe, de
sentidos rebasa, pero es todo por fuera. Casi palpa. Falla. Nada huele en sus
pechos desconvenidos, ni en su boca vacía.
Su casa contiene fuego y charcos, se
destartala, se desmorona, todo es su espejo y su sombra. Voltea para ver el
verde de la cortina, solo verdes de los patios. Alguien le habla desde la tele,
quiere engatusarla borrarle la imagen del pensamiento, se pelea con ella y con
las voces, el tiempo tiene vencimiento, buitres y sobresalto.
Es verano y alguien le falta a Carmela.
En el advenimiento de no saber ya que espera, discurre por los calores, ama a
los frutos y a su vientre. Aunque en instante se pregunta, será que somos fuego
saltando el aquelarre, para no terminarnos ceniza sino abrazo brasa con verano.
10 comentarios:
¡Cuántas Carmelas, Maritas hay saltando este aquelarre del mundo insensible e injusto!
Genial como siempre
tus versos tocan el alma
Genial como siempre
Que fuerte tu relato, me movilizó
feliz navidad para vos
besitos!
colombina
tal cual tu recepción y comentario, cuántas!!
pero somos la voz y tenemos obligación de mujer de contarlo y dejarlo al viento de los oídos del mundo
gracias y besos
recomenzar
gracias por leer y decir
cariños
mucha
chas gracias compatriota
besos
recomenzar
jajajja otra vez gracias
meryross
tarde mi respuesta pero presente, gracias por leer y decir tu apreciación, estimula
gracias por tus deseos que implico hayan sido así para vos
mis cariños enormes
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