Esa mala hora de venirse. Corriendo el último tren a los suburbios. El trabajo, el frío, el desabrigo; el deseo de mirarla otra vez.
Desteñida, fugaz; la vio subir al primer vagón.
Creyó llegar, buscarla; y al arranque del tren, en el andén, la divisó abrazarse amante con otra mujer.
Esa mala hora de venirse.
Quizás debió quedarse, dormir con Juan y consentirlo.
( mis respetos al libro de García Márquez “La mala hora”)
2 comentarios:
Siempre hay una hora y un momento inoportuno, per siempre hay una hora y un momento en que lo oculto deba dejar de serlo.
Un abrazo.
exacto Luis!!
solo que a veces no reconocemos ese punto de quiebre
pero tiene que llegar...buscado o causal
la hora señalada dirían los del norte de la américa...
abrazos
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