martes, 12 de febrero de 2008

Continua mente, de la MIRANDA


Ni coordenadas ni azahar, fallas del tiempo .Se encontraron de frente fuera del agujero negro .Exótico medio en el que estaban paradas. Un pico de águila inmenso (de pié en él estaban volando)
Ella era ella.
Pero eran dos: Juana de la Miranda, sevillana y Juana Miranda, argentina.
Viajaban mirándose sin poder hablar. La una se preguntaba de la otra, a la vez que se estudiaban poco a poco.
El ave tan inocente en su vuelo, gigante en ese espacio, pareció decidir: se inclinó rozando el asfalto imitando un aterrizaje. En ese juego las mujeres cayeron.

Cambió el escenario.

Ambas caminaban, se dijeron a sí mismas "esta otra tan disfrazada y perdida, al menos camina como mujer normal"
Pararon a la par...Juana la argentina tenía solo una mínima enagua traslúcida… La sevillana un montón de telas apretadas a corsette. Una descalza la otra con botas altas inculpadas de cordones.
No pudieron más:
quién sos , de dónde salís así
quién eres mujer como te animas a salir de ese modo

Se dijeron sus nombres...sorprendieron más .Las preguntas caían como granizo: fuertes, golpeando; como haciendo huecos para verse adentro...Edad, procedencia, qué telas tenían sus ropas, sus pies, el cabello y ese preocupante parecido como espejo que tenían .No había forma de comprender; pero se entendían aunque usaban palabras tan antiguas o liberales según la que hablara. No. Decían, y se espantaban se alejaban se volvían; todavía no llegaba el atrevimiento de tocarse.

Juana Miranda era expansiva decidió contar como apareció sobre el águila...estaba en su cuarto puro verano no aguantaba el calor ,subió a la terraza de su edificio en el piso 33 allí se encontró con un tipazo vecino que la daba vuelta y se refrescaron en la pileta compartida .Después la charla , un pucho las gotas bajando , la noche por techo hicieron de las manos un lento concierto...el reconoció sus párpados que parecían pegados a los muslos...ella viajó mansa en el tren de sus vértebras .Sudor con vapor más que cómplices ...al fin emprendieron el vuelo....se elevaron ,ese Buenos Aires del 2007 era una cuna de luces , que empujaba hacia arriba un piano con Piazzola , envolviendo el tiempo...amaban...a cinco puntos del infinito.....
Se perdió por sus pechos el abrazo del hombre y se perdió ella sintiendo un beso erecto en la entraña. Creció un túnel desconectado atrapando esencias…
Hasta el pico del águila....sola.

Se sentó .Aún en la presencia del orgasmo, evocó sin comprender ese suceso mientras armaba un ovillo con su cuerpo de silencio y los pezones acusando.

Juana de la Miranda...sentía fugarse su aire...sus ojos abrían, casi estupor casi lágrima .Abrazó apenas a su casi ya compañera…retrocedió enseguida .De espaldas con pudor se empujó a contar lo suyo.
Era media noche, en su casa solariega todos descansaban de temprano; menos ella, el calor era imposible .Aflojándose un poco las ropas decidió salir al parque...no se había animado a quitarse demasiado por si algún grupo gitano habría acampado cerca, solían hacerlo en su Sevilla bulliciosa de 1807 .Caminó hasta la alberca...se metió vestida. Tenía que secarse para entrar a la finca. Pero también había un hombre en el agua que salió con igual propósito, se enfrentaron en una curva del sendero. Ella se había alborotado pero en su recato y temor no podía ejercer un paso....él se presentó como Mauro con voz calma que tranquilizó a sus pies .Por lo que siguieron andando, hablaron de sus hábitos distintos, de las sierras que rodeaban el sitio, de los perfumes que viajaban la noche hasta que subieron a una de las cimas Morenas
Las ropas pegadas un beso en la mano... estrella perdida atrapó el abrazo y hubiera muerto sino seguían...
Le costaba continuar el relato, solo agregó que ahí tan alto sintió como nacían sus pechos, como un filo de hombre la conocía....y volaban .Los dos conscientes que amaban....a cinco puntos del infinito.
Se colaron en un túnel peregrino comunicándose esencia…
Hasta el pico del águila... sola.

Se apagó la voz.... sus manos cubrieron el pubis....se sentó junto a su siguiente vida dos siglos después…
y entonces el abrazo de las dos fue prolongado y comprendieron.....

Solamente, la confusión fue del tiempo.