viernes, 25 de mayo de 2007

Danzón






Venía confundiendo sus pies. De su espalda, en fiesta, colgaba una vieja trompeta. Era una mezcla de sol y caribe, de borrachera de mar con la playa. Una camisa de rojo y palmera. Es que esa tarde Joaquino había vuelto a encontrar los volados de la espuma.

Fue así como volverse la vida atrás desde un espejo. Aunque real, tan real como las capas de sal afiligranando la playa.

Ella había venido, traída por el viento que hacía notas la trompeta de aquel punto de hombre entre la arena. Donata Gómez florecía en la pollera, y los años sólo la hacían más hembra en pelo blanco.

Como pájaros de abril que vuelven buscando nidos en mayo, como el único día y todos cotidianos, se tuvieron frente y reconocieron.

No hubo tiempo y si lo hubo no hacía falta para contarse que fue de la bandada, de los suelos, los infiernos y los cielos de no verse. Ahí estaban por permiso, por licencias, por quererse, por historia entre tanto árbol añoso.

Hizo falta un silencio y casi apenas un saludo, un abrazo, un como siempre.

Venía confundiendo sus pies entre la arena el Joaquino. Feliz , a la par, Donata escribía el baile en su pollera.


sábado, 5 de mayo de 2007

No habrá guerras en la cena de sus manos



La Boca era un nudo amontonando planeta.

Ni oriente ni occidente, ni la américa ni la vieja europa se desconocían. Se mezclaban. Entre muelles, artes, chapas, colores y folletines como una república de fronteras dentro de la capital.

Vittorio vive allí. Nació en la mitad de aquel botón de muestra en desarraigos. Los inmigrantes se allegaban con sus voces y las arrastraban al lenguaje del lugar. En coletazos desesperados de reconocerse y avecinarse para huir de sus propias y diferentes guerras de origen.

Es martes.

Hasta el viernes no se barre el pasillo de entrada. Alina sale intentando que sus zapatillas no terminen en la calle convertidas en un cuento de la intimidad de sus vecinos. Esta puta basura se lee como borra de café, piensa y el olor le oxida el humor esa mañana. Debería llevarse suelta, en gracia, altivez de: tomo el colectivo apiñado, de no me inhibe la ropa del año pasado: El aviso del diario decía: buscamos actores que sepan de saltimbancos en escena y sonrían por la calle. Combinó con subte y sonrió.

Miércoles.

Segunda entrevista. Este tunel a la calle sube las acciones para la bolsa desperdicios, salta Vittorio; se dijo, practicá destreza; la audición de hoy es acrobacia. Así que caminá con las manos eligiendo apoyarlas en las baldosas solo con dos mugrazas. Le pesaron cara abajo los bolcegos nuevos, se los había estrenado en amague de aparentar mas alto y convencer que ya no era el picolo genovés como insistían en llamarlo en casa, al fin de ascendencia era. Pero se adolesció y siguen sin darse cuenta.

Jueves. Seguro que me eligen se dice ella, vuelta a odiar por su nariz el pasillo; casi con asombro satiriza: hasta los gastos deben tirar sus tulipanes aquí. Y también se sorprende a sí misma con el dato de su pensamiento, tendrá que convencer a su abuela andaluza que está creciendo, no solo porque el abrigador rojo que le tejió hace tres años, la inscribe ahogada.

Posta, tercera audición quedo, se dice él, tropezó con medio eucalipto del baldío de al lado, el viento anoche, los gatos, la viuda del rumano con el formoseño ¿qué fue de su martirio? La semana escrita por la mugre de un pasillo.

Viernes. Pulcritud. Hoja en blanco.

Vittorio y Alina salen casi a la par. Tiemblan, destilan, no sonríen. Ansían. Micro, subte, cuadra y media, galpón de decisión.

Puntual. Somos 61 eligen a dos.

Parsimonia, palabritas de consuelo para 59, pulsación. Un papel la lista dos. Aplausos, silbidos, gritos y lee la voz: Vittorio , Alina ; nuevos integrantes de la Murga “Los legados de la Boca”.Primer ensayo mañana sábado 20hs.

Salieron de la mano, embelezados y atorados por el afuera caminaron atardeciendo. Todos tocaban bocina, Buenos Aires está en la hora pico; nadie sabe por que corren y desaparecen en la boca de los subtes. Descubren esta loca ciudad que a punto de llegar la noche se transforma en un tango añejo y vanguardista que unifica.

Sábado.

El pasillo hoy les parece el rosedal, el pasaje caminito, la alfombra roja del colón; es que a los catorce años enfrentarse a ser actores con el alma puesta por la calle; llevando el peso de mostrar la heredad de Ucrania a la Quiaca o de Tierra del fuego a la Italia, embebida en los conventillos y además hacerse cargo de ese inesperado nacimiento del beso que se darían.

Seguramente el domingo.