viernes, 30 de marzo de 2007

Uno. Dos. Uno. Y. Dos….



Los negros remos de ser esclavos. Podían seguir batiendo con látigo por lomo, con orden por número. Uno y entraba la paleta a esa nube por debajo que nunca terminaba. Dos y levantaba del agua la madera mango que goteaba llagas de gritos rojos. Uno, no sabían la existencia de esta otra selva. Dos, interminable repitencia; entre insólitos animales de dos patas que emitían gruñidos indescifrables. Uno, se parecían a ellos. Dos, tenían el cuero raspado casi blanco, seguramente por eso se ponían tramados de colores para taparse la vergüenza.

En el viejo pueblo, quedaban algunas casas del tiempo de la colonia, y unos pocos descendientes de orígen afro, cultores de tumbadora y candombe; respetuosos de aquellos, llegados imperativamente. De boca a boca seguían contando los abuelos: Uno. Dos…y quizás por que el niño nació una noche mientras la mamaza contaba de nuevo la sangre de los números, que enmudecía garras adentro allá y aquí a quienes escuchaban…Sí, quizás por homenaje lo llamaron Silencio. Como desde hacía tantísimo tiempo de legalidades, cada uno debía tener un apellido; a esa familia por razones varias de inexplicables paradojas se le quedó Blanco por apellido que se sumó al recién nacido.
Silencio Blanco era libre entre las calles del pueblo, dudaba si lo sería fuera de sus fronteras, en cada batucada sus golpes insistían pensamientos. Uno: somos todos seres de la selva grande que es planeta. Dos: contra todo Silencio, contra todo, nadie más esclavo.

En las últimas lluvias del otoño, festejaron boda en el pueblo. El intendente aceptó los dos ritos de unión de la pareja .Uno, su chamán y sus pinturas sobre los cuerpos como augurio. Dos, firmo papeles con María Larrubia en el civil.
El pueblo juntó candombe y apuntó confianza, para la pareja y lo parejo, que el ciudadano respetado y elegido; pondría en sudor para suplir las necesidades del pueblo.
Bailaron el blanco día la negra noche hasta el rojo sol de amanecer en tierra nueva.

Silencio y María (la polaca) se miraron bajo plena mañana, estiraron sus manos. Una. Y. Dos. Aferradas de amarse hasta el tuétano del tiempo, y perdurarse boca a boca.
Sabían que serían otro agregado al cuento que seguirán narrando los abuelos por la continuidad de las continuidades…



miércoles, 28 de marzo de 2007

AGUARDA...la encontradora




¡Por segunda vez, no puedo escapar!...
Aguarda Luna sentada en medio de un círculo de piedras , repite la frase obsesionadamente. Luego, se va quedando susurro lento.
Alza los ojos invoca, hunde sus manos en la tierra dura, la espanta, clavan sus uñas la pregunta.
Pachamama que a todos nos naciste, partime en dos, estampame entre los sesos la respuesta.
No te envuelvas en lo mudo de tus bocas, te vi dos veces en el charco de las ranas. Repetiste "Búscala tu hija no está muerta".-

Entre sombras de los soles duplicados por la puna, Aguarda se veía como un punto demandante.
Bajó el sombrero con su cabeza hacia la tierra, ni notó que sangraban sus manos.

Como revelación una gota de sangre se separa, toma contorno de labios, pronuncia un laberinto de quejidos y estalla. Asombra a la mujer, la yergue destapa cabeza, oídos. Corazón en mano percibe que será el instante abierto .
La voz ahora se hace ronda, la perturba, la circula.
Ella entiende, sabe que la penetra. Instiga su garganta, se cosquillea en el estómago; como un nudo de piedras entre velas le quema las tripas, las pasa , se anida en su útera. Gorjea …

Tu hija no está muerta...Porque yo tierra, fecunda seminal, y temple; oledora en tus ovarias, la dejo sembrada nuevamente. La tienes trenzada desde mi gorjeo.

Un capullo Aguarda Luna.
Un nudo desparramado sobre la tierra.
Sus manos se separan del hueco horadado, lentamente se acercan a su vientre.

Horas que no mueve , que traen lunas sobre ella .

Un día se levantó reconociendo un lugar desemejante .Su vientre acusaba ensanche, percibía movimiento. Regresaba con respuesta, cargaba montañas de preguntas. Cruzó el charco de las ranas ,donde nadie le habló ya.
Solo las ranas se oían, sabía que de sus nuevas preguntas, ellas, no le podrían contestar.

Pero cuando naciera nuevamente su hija, la bañaría en el charco que la anunció.


por mabel casas



*inspirado por unas pocas líneas que escuché, del inicio de la novela “SANTITOS ,el milagro de esperanza” de María Amparo Escandón(mexicana).Siempre lamento no encontrarme aún con el libro, para conocer los caminos que recorrió la autora en la historia.

*fotografía: Sonja Krenmayr (enlace)

sábado, 24 de marzo de 2007

El mensajero



Manuel pensó, mientras la rama parecía escribir por elección propia sobre la arena, cada huella es la pérdida del alma.

Sorprendía, ante cada círculo aparecía la vida. Las rayas se mantenían a pesar del agua que brotaba curiosamente. Heridas. Sangre blanca. Nombres
Ana estaba allí, su inicial murmuraba; también eran sus surcos.
Se dijo: un arado nos ha pasado por los días y aquí estamos dispuestos a mostrarnos cicatrices. Carne de foca.

Lejos el río, mitad óvalo engañoso de un horizonte mintiendo alcance. No Ana, no lo pudimos, no lo tomamos dentro del cáliz buscado.
Aquella línea que no pone ningún límite es la metáfora. El amor que amanece y también hace noche. Ese borde nunca termina de morir y nacer, vibra como el ciclo de estas hendiduras en la arena.
Aquí Ana y Manuel escritos.
Ana y Manuel vividos.
Vendrá el río nos llevará cauce, será la corriente la que indague.
¿Oís? Ya la rama no escribe.

Acabo de encontrarte mirando esta orilla. Visiono solamente.
No puede haber palabras.
Sé que estamos escamando las pieles, somos gota de rió.
Comprendemos.
Ha vuelto el espacio, el aire que bañe.
Estamos.
Nuestros nombres, rearmándose alma; camino a casa.

domingo, 18 de marzo de 2007

Útero negro



Carbón .Eso es lo que en Río Turbio, más que al sur, la mina entrega. Trabajarla sufrirla es motor en unos, gozarla increíblemente, en pocos.

El ámbito repleta sus misterios, se mezcla con mitos y voces subterráneas de la tierra, conviviendo entre familias ignoradas que resisten cambiando negro por blanco en pan sobre las mesas.

Hubo noches en las que Rogelio Cuevas ni descalzo ni sordo hubiera podido, evitar que el magma que transitaba lo oyera y le murmurara.

Sabido es que las mujeres no pueden entrar a las minas, la entraña revuelca en celo y trama desagravio .Cada hombre cada noche la estentórea por dentro en intimidad de cuarto sin ventana. Sabido es que suena a presunción de género endilgarle semejante motivo y peor semejante crueldad que termina en supuesta coartada ante las muertes gratuitas de los mineros sepultados. Y de paso queda entre torbellinos causa no dicha ni reclamo ni revisión. Lo postergado, el exceso, lo precario bajo lucro de la marca del carbón.

Solo Rogelio sabe en verdad confiada, que la mina pena arrebatados entuertos de partos impedidos; ultrajes constantes, multiplicados, sangrantes .Cada vez la abortan más hostigada, madre era por creación, madre había contenido, de madre le quitan el derecho .No son ellos no, son las codicias de los patrones de la mala praxis, que importa que muera parte si total paridoras del planeta aún quedan. Solo esa era la causa de haberse abocado de un principio a exigir que las mujeres no entren…así les preserva úteros.

Por eso Rogelio Cuevas anda del brazo de la mina carbonera golpeando puertas; ama a su tierra brava surera, militante de si misma, si logra resguardarse nos resguarda.

A ella con quién se ha apareado, jura él: “reparirás pachamama.”




imagen: "tierra roja" de eduardo luna

domingo, 11 de marzo de 2007

La recolectora





Los canastos esquina Luciérnaga Navarro, datos, de su residencia.

Todo se podía encontrar en sus extensas posesiones, que nadie lograba explicar, ante asombros que producían.

Era fugaz y a la vez lenta .Con los años que nunca la denunciaban pero confirmaban largos tiempos de embelezo, ante las gemas imperdibles que se le fueron mostrando, impulsando su alimento a seguirlas y a manojarlas evitando que se pierdan.

Luciérnaga era recolectora de gotas de lluvia, manipuladora de verduras para sopa, tejedora de sombras con las lunas y contenedora de tantas voces, porque todo en este mundo dice algo.

Hasta que se produjo la mudez. La sequía.

Ni río ni brotes ni sombras, sólo un estéril camposanto acementado. Un muro de represa, un desvío. Y las señales que daban todas las bocas callaron.

Se encendió de rabia de nombre de sordera a ciegas. Los pocos asfixiados del pueblo la siguieron apenas, por última curiosidad .La recolectora tomo sus canastos, arrastraba, avivaba se obligaba a remolcarlos tironeando .Se espoleaba a sí misma a seguir tajando cauce. Tanto detrás el pueblo, comprendió la luz de la luciérnaga y clavaron sus uñas haciendo más hondo.

Cuando volcaron los canastos con gotas de lluvia un río nuevo comenzó hablando un “se puede”. De los otros repartieron semillas y humos de sopa, mantas de telaraña y nido.

Pronto crecerían los árboles volverían las sombras a tejer con luna. Mientras todos y la Navarro recolectaban chapas para el cartel a la entrada del pueblo, anunciando Cooperativa.



imagen : sorgo rojo de mabel casas

sábado, 10 de marzo de 2007

identidad



Partían los años y la geografía, cuando Despliega Damores dejaba de comprender las humanidades y descendía, más vale decir, creía descender a la origamia mágica de un papel convertido en mariposa. En el fondo de su huerta ella sabía, que las alas de papel no tienen elección de vuelo, es el viento por manejo que toma el tiempo en su poder y a las desnudeses que se entregan blondas.

Era consciente de los actos, de las obras estrenadas en el escenario y del teatro cerrado. A pesar, intentaba lo inasible poniendo la expansión de su nombre y proveyendo su apellido.

Equivocaba.

Ahora solo le urge retenerse en tierra, no revierte, no intenta volver a doblar papeles, las ajaduras son ya demasiadas y desordenan.

viernes, 9 de marzo de 2007

Pared incompleta



El tanque hervía, podían pelar gallos y gallinas .La intriga del fotógrafo era dónde estaban los corrales en tanta pampa vacía.

Agazapado en el único cardo ruso que encontró encallado ,saciaba su adición de cazar gestos .La pared de su cuarto reía lloraba mataba estallaba lamía sangraba paría rezaba robaba perseguía masturbaba y saciaba su patológica lucha de vivir entre la oscuridad.

En eso pensaba con el dedo en convulsiones, disparando cámara, imposible perderse esas alimentantes aberraciones; no registró la rodada del cardo ni las tantas piernas que lo rodeaban .Su última foto fue artística: una lluvia de filos de acero.

El caldo no sabía bien esa tarde en la tapera....tenía un gusto extraño...nadie podía identificar la causa, ni que era esa cosa en el cacharro que seguía haciendo...click.

miércoles, 7 de marzo de 2007

des inquisición



Cuando las brujas descubrían sus calderos hirviendo; agregaban la pizca de arena, un chorro de mosto rojo y tres machacados garbanzos blancos .

Comenzaba a volar aroma hacia el pueblo ,que se inundaba de un mar borgoña y entre sus borracheras iniciaban el armado de la temida fogata inquisidora.

Era fácil para las hechiceras gestar la calma .La leña húmeda de viña y el conjuro. Derramaban tres candores : caminar descalzos sobre arena , poner pasión a la rutina y nacer palomas blancas por los hombros .Nadie supo la causa de los cambios ni de la carcajada por la aldea, menos por qué saludaban a las brujas

Cada año se rogaba por el aquelarre.

martes, 6 de marzo de 2007

apuestas





Dos mil siete veces, dijo: mis huellas están más locas que una vaca.

Juana hacia alardes de incordura, entorpecía en sus propósitos un desorden alquimista.

Ni pócima ni mágico, sólo haber sido: hembra paridora, mariposa y martillo de días de trabajo. Pero Juana se las trae, reacciona al invernadero, a los disfraces, al reaprovecho de sangre de sus gentes por el ajeno placer de criar tiranos.

Por eso va al parque, a dejarse pensar: si los cristales, si las cuentas, si la marcha, los sueños, la escritura y los hijos con sus causas…Y dale revolviendo su caldero.

De tantos vapores le brota la certeza:”No son todos los días repitencias, estaré donde cada mugido convoque; montando mis pasos escalando, aunque alguno se me tumbe contra suelo.

Simple como claves de cocina, Juana se apresta a olfatear ascenso; acuestas con su alquimia, rumiando horizonte como cualquiera de las vacas


domingo, 4 de marzo de 2007

bandera blanca





Esmeralda, es lavandera, de las que van con sus atados a orillas del Tajo y friegan entre jabones. Por demonios o a pura mala entraña de san Pedro, el temporal en un entreabrir de nube se sube sobre el recodo. Desafío buscar los trapos en el río, fugarle a la creciente.

Sin plazos termina de vaciar el cielo, zanjando enigma.

Sobre una horqueta del alto álamo solitario, enredada en sus sábanas blancas; ella trueca pidiendo tregua. Arrulla, queda paloma, de ojos tono esmeralda.





viernes, 2 de marzo de 2007

re re caí ída...





Tarquino había superado su tartajeo. Su remedio fue contar en alta voz, árboles del monte interminable. Cuando el río empezó tajando la tierra, taladrando orilla y comiendo casas; no pudo volver a decir palabra entera. Se torció su vida. No había ya árboles para repetir cura ni pueblo para seguir juntos.


Cargó el trabuco fue contando una a una las balas que rebotaban como en altavoz, en las taladoras del algarrobo .Recaída. No morían ni tartamudeaban como Tartagal y su garganta.