jueves, 22 de mayo de 2014

aleggro



    la ovaria se masturbaba en la quietud de la noche solo la incitaba su placer llevado en rápido en ligero por el piano de martha argerich  la ponía cuando el instinto le pedía el viaje con la música de Scarlatti y su sonata en re menor esas partes de puro cruce de manos in crescendo la sumían en el comienzo de su propio sexo y en la ansiedad de su respiración corría corría la música salía fuera del cuarto salía afuera de ella desde su orgasmo giraba en marfil blanco en sostenidos y bemoles negros sin buscarlo atacaba la erótica del espermatozoide que en otro cuarto en otra morada desesperaba con la música que llegaba tensionaba erguía eyaculaba en ambos casos las manos ovaria y espermatozoide sentían la sonata en ellas no no era la soledad eran las notas eran sus carnes al viento liberando seducciones en sus cuerpos agradecidos poco pasó hasta que un día real ovaria y espermatozoide se encontraran sentados en un concierto uno al lado del otro sin conocerse no les gustó lo que oían se levantaron y se fueron chocaron en la puerta de salida sorprendidos de haber tenido la misma reacción te vas pregunto él y ella respondió si tan desagradable  que ahora me nacieron unas ganas enormes de escuchar a Scarlatti entonces el ofreció tengo la sonata en re menor querés oírla en casa ovaria aceptó descubriendo al llegar que solo vivían con un piso de diferencia así que siguieron escuchando juntos la sonata de scarlatti ya las manos sólo para las caricias viceversa ya viajando con las teclas de argerich