lunes, 26 de marzo de 2012

Una bolsa de voces




Estoy dentro de una mochila desvencijada.

En la oscuridad no distingo algo desinfectante para este interior con tanta histeria colectiva.

No consto solo, golpean aquí adentro, se siente que caminan; sospechosos, incluso yo. Se burlan de mi miedo, yo no puedo.

Hay bebés que lloran, vírgenes del espanto que se respira aquí; no hay derecho que en este negro, los inquietemos y ya reciban el caldo mórbido que les marcará una progresión trágica.

Palmas, palmas, una multitud de quejas las palmas, todos todas, hay que buscar el cierre, abrir el día.

Ya está el agua, pasame los sorrentinos (la pasta es un empaste en mi memoria). Te acordás, así dice mamá en medio de las discusiones del mediodía, y todos callamos porque es el momento de fusión familia mesa luz, avenencia.

Mentira, ella no está.

Alguien enciende una linterna, ves hay una fosforescencia que se inflama y apaga, quién la tiene, quién es el egoísta que se corta solo.

Nada podrá con el caos de la mochila, ni del foco.

Tenés razón no te veo, donde estás, esta es tu mano; no, es un pie, toquémonos, encontrémonos en esta alforja de desnudos y encajados, de furias y lisonjas. Me equivoco las lisonjas eran antes, me engañaban de pequeña, me hicieron creer que era princesa.

Escuchen algo se quiebra, somos plásticos hundidos en basura, veo algo entra resplandor. Puedo leer un trozo de hoja de libro, dice Grecia es la cuna de la filosofía.

Viejo a de ser, cuna de crisis, es hoy; estarán ellos también aquí nebulosos.

Cuidado, se ensombrece de nuevo, nos caemos, nos aplastamos, nos estrujan, demasiados olores. Alta Suciedad…

Somos muchas voces ahogándose, gritemos, denunciemos al compactador r r r…


Dale arranca, ya terminamos por hoy, mañana será otra vez…

Señor mañana pasa su camión de la basura.

Si señora sólo los sábados tenemos franco, aprovechen el día libre sin orden impuesto.


domingo, 18 de marzo de 2012

Él caminaba desparejo...


Sus pasos en aquel barrio sonaban a organito.

Cada vereda una mujer crédula por cama .La calle ancha una congoja, llorándole entre
piernas, entre abrazos; sin el beso de tan solo lo suficiente.

Pero no se inmutaba, sonreía indiferente mientras los chicos esperaban que el lorito sacara el papelito de la suerte.

Pero jamás imaginó que el papelito que nunca sacó para él
decía "La mujer despareja que te mira día a día y no ves, te ama, es tu gema necesaria.”

La llaman la incrédula. Le dijo una vecina cuando preguntó el nombre de aquella mujer.

lunes, 12 de marzo de 2012

cambio de diálogo











-Dejame en paz, y sacame de encima esta cloaca de moscas que tengo encima.

-¡Gracias abuelo por el paraguas! Fuera fuera, salgan, salgan; ajjjj inmundas esta no es la mano de Gardel, solo el cuerpo de mi marido oliendo a rancio.

- Inútil me estás pegando, ¿de dónde sacaste ese rotoso paraguas?

­­- Del perchero tirado entre estas ruinas que fueran la casa de piedra del nono.

-Plena nieve. Lejos del pueblo y entre la montaña ¿Por qué aparecieron estos bichos?

- Mirá detrás ese calefactor destartalado, parecen salir de ahí.

- A ver si lo corro con el pié, quizás veamos algo; no quisiera pensar que el viejo guardó los huesos de la pierna que le cortara la locomotora que no vió hace años.

-Qué curioso son semillas de zapallo, cuántos años tendrán y están intactas.

- Para eso vinimos a Italia, ¿no era que la familia guardaba un gran tesoro entre estas piedras?

- Y te parece poco, estas semillas son vírgenes, ni manipulaciones genéticas ni agroquímicos.

Creo que voy a quedarme aquí, reconstruir la casa no llevará mucho, hay piedras suficientes en los alrededores, y comenzaré a sustentarme con mi propia huerta.

- Estás loca, yo me vuelvo, siempre pensé que este viaje nos llevaba a la nada, mirá el monitor de la netbook, negro, acá te comunicás solo con las moscas.

- Lo nuestro ya no funcionaba desde antes de venir, tanti auguri en tu viaje, yo en este lugar partiré de la nada en que estábamos para convivir con mis raíces y encontrarme. Con parte de él, me siento segura de que sus semillas me abren otra vida.

-Con parte de ¿quién?, ahora sí, entiendo, andás con otro tipo

- Siempre el mismo vos. Nunca tan atinada, con mi decisión; quedarme y aceptar que te vayas. Ah...para que te quedes tranquilo, tapé los huesos del abuelo que estaban a la vista, cuando entramos, entre una pared derrumbada. Ya no habrá más moscas.


lunes, 5 de marzo de 2012

Cajitas para salvar










Una adentro de otra.

Uno adentro de otra.

Podrá variar la caja de vientre. El color de afuera, los pensamientos de adentro y la plaza cercana al cuerpo que gesta un niño. Pero siempre hay una hembra conteniendo crío. No hay sintonía fina que cambie este rumbo desde que un nacimiento existe.

Sin pecado original de cualquier Eva ni de cualquier mona. Todo macho sale de una hembra. Todo macho es compartiente de su labor fecunda. Aunque a veces no se juegue por saberlo.

Mariana paró de escribir, cerró su cuaderno en disquisiciones. Dejó el mate junto a la mamushka que comprara en la feria del pueblo, adoraba quedarse tildada mirándola. Salió al patio donde jazmines invadientes, hoy le ofrecían aromas de perdones.

El llamado de unas manos, la distrajeron; nada de timbres en el barrio; sólo el golpeteo de palmas vecinas.

Se sorprendió al encontrarse con Nicanor bajo la sombra del paraíso de la entrada. Años que no se veían, desde el primario. Traía un gesto áspero y varias niñas de distintas estaturas lo rodeaban.

Disculpame por venir aquí, así…

Así cómo, se preguntó ella. Habían sido compinches de banco en la escuela, cómplices en cada travesura o diez que se sacaban., que tan grave le estaría sucediendo.

Mi hermana, dijo, son las chicas de ella. Nunca pudo dejar de ser madre, era una fiesta para ella su prole; pero el padre…

Mariana pensó en lo que había estado escribiendo, en su propia madera árida y sin apegos, la distrajo de golpe el final de lo que le contaba Nicanor…Y lo maté, escuchó.

Que decís, si vos siempre fuiste un santo, defendiéndonos de todos en la escuela, jamás te peleaste con nadie, hablando te entendían y entraban en razones.

Mi cuñado era muy violento. Luchando consigo misma contra el miedo, los golpes, la pasividad de quienes tomaban sus denuncias, mi hermana se fue de la casa con las chicas; hace tiempo vivíamos en la capital, como yo estaba solo viviendo allá, decidí cuidarla. No me sirvió, no le serví, mientras estaba en mi trabajo sucedió todo. Cuando lo supe, lo busqué en el horror de verla y ver, el espanto en los ojitos de las nenas. Había vuelto aquí al pueblo y aquí lo encontré. Mala mi justicia, Mariana, lo sé; como mala la injusticia.

Ahora me voy a entregar. Debo mi pago. No se porqué golpee las manos al pasar por tu casa; será porque me resisto a entregarlas, ahora mismo voy camino a Minoridad para que se hagan cargo de ellas; pienso que su madre les dio tanto amor y las protegió cuanto pudo.

Nicanor se fue sudado por sus verdades y por las manos de Mariana, que en la tragedia; ofreció hacerse cargo ante el Juez de menores de las pequeñas.

Sobre la mesa seguía el mate, la mamushka y ahora una muñeca de trapo que les hiciera la madre.

Mañana hay mucho que hacer mis niñas, trámites, visitar al tío, anotarse en la escuela que fuimos de chicos, juntar flores para mamá y aprender a vivir, cuidándose juntas. Una adentro de otra, para luego salir al mundo sanas.

Cuando logró que todas durmieran, escribió. Vamos que a estas mamushkas habrá que empezar a quitarles el miedo, criarlas coraje, defender el género, y repetir al infinito que la mujer es compañera del hombre, iguales para familia, para sus derechos. Sin pecado original y sin violencias.