domingo, 15 de diciembre de 2013

Negro y blanco















     Celesta, cerrados sus ojos, su boca placiente, el vino cerca y Enrico lindante. Lo tiene en el cuerpo, lo drena, lo escalofría en derredor de su desnudez sentida. Le suena Paganini, metido entre esos árboles y el pasto verde que sostiene la mesa, se apoya en ella como en las sábanas de anoche.
     Que importa su vestido negro, largo y recatado, su viudez inventada allá en Génova, donde el cónyuge designado la dejara sin palabras. Por eso huyó no sabía que era vivir un violín ni esa sonata N°6 que arrullaba, que arrulla que descubrió cuando se redescubrió sintiendo, volando un sexo desconocido. Explorando, siendo explorada.
      Lo sorprendió, sí, Enrico no esperaba esa mujer, ni ella. Lo incitó a sagrados altares detrás de sus cuerpos, los adoraron, los lamieron, los dedos y los labios cómplices; Paganini en la fonola. Se miraban y gozaban sin dejar de flotarse en un espacio que ahora rodeaba la mesa, que ahora sonaba violines. Luego el acto de amor medieval, renacentista, modernidad de género. Concierto de violín y viola en el hueco genital de hembra, Paganini y ellos en sueño de oro.
      Ahora, la mano sobre la madera, la mesa es cuna de instrumentos, sabe que volverán al viaje, que se despedirán en medio de ese campo surcado de música con sabor a uvas y orgasmos. Pero vivió, reconoció, la forma de ser de un hombre y él de ella. Mutuos. Entregarse.
      Se acercó Enrico, su aura era de cuerdas, de madera áspera como el vino y tersa como la del violín, se oía, se abrazaron entre mesa y botones sueltos, no más vestidos negros, dijo él, y la vistió de encajes con linos blancos pura brisa y movimiento eterno como la sonata.

      Esa mujer que sube al tren a fin de siglo, no es aquella cuando se casó niña sorprendida por un hombre esposo que la tomó vestida en una furia sin amor ni sabiendas que la espantó entre sus bragas puestas.
      Celesta entra al año 1900 de falda a media pierna, segura de que hoy sabe que valor de goce tiene su entrepierna y que los violines tienen el vigor del árbol fuerte esperándola en su concierto; por el tiempo que le queda.



imagen :

Annie-Leibovitz-black-and-white13

miércoles, 30 de octubre de 2013

Danza barroca (suite 6)














Revuelve mi ancestro de aldea....ella era feudal yo la plebe.
Sorprende la sensación creciente de que curiosamente era feliz.
Para quién eran los sembrados ? sino para mi , libre para desnudarme con mi pena o llenar alforjas de cosechas...juntarme con las brujas soñar con el juglar
Ya volvería...
Yo sería....
Me gustaba pararme en medio del camino posarme en cada árbol y seguir la torre la pérgola el túnel del conjunto abrazada hacia cada recodo, cada olor que se llevaba y se traía en sus pasos reflotantes.
Ya me convertí estoy con el cántaro con el amase de mi pan.
Hoy, debo bailar...


imagen :"danse" de henri rousseau ,el aduanero

sábado, 31 de agosto de 2013

Estado del paisaje












    El entrerriano perseguía hormigas por el andén. Sí, Don Braulio se tomaba seriamente esto de conservar las reliquias pasadas. Bien sabía que el tren ya no pasaba, fenómenos del país que perdió en las vías; contra los intereses que rodaban por las rutas. El truculento avance de los emporios vence a  los pueblos y  dejan a sus gentes aisladas, sin aquel medio ferrocarrilezco que acompañó sus necesidades, comunicaciones y soledades allá lejos.
     Ahora su vida descascarada solo tenía el interés por la belleza que representaba el pastito en la estación en trance suspendido, cuidado; así como sus frutos de la huerta en los terrenos abandonados que antes servían de estacionamiento. Nadie venía por allí, así que él se instaló su casa, en la boletería cocinaba y en la sala de espera dormía; todo pulcro hasta los baños, Gracias a la bomba manual que perduraba y su bracero, hasta bañarse era una fiesta de hogar.
     Aquel día agachado en su viaje con las hormigas, no vio a Martina que se acercaba, peligrosamente transparente desde su piel a sus ojos grises y su vestido. De golpe escuchó a una hembra con un vaivén gramatical desconocido. Se levantó como un caballo instigado por un trueno, no la conozco pensó, iba  preguntar cuando ella le ganó el inicio de una partida inacabable.
     Será que vos y yo somos ratas de nuestras propias madrigueras. Lo sorprendió, lo ofendió, ni rata ni madriguera le dijo, quizás vos…
      Que sabés lo que es la vida de una rata, que entendés por la dicha de tener tu madriguera.
No me corras con tu lengua señora, y tu afán de dejarme fuera del conocimiento. Mirá entrerriano, vos y yo sabemos que mis palabras encierran una metáfora. Él se adelantó ante lo impredecible, lo conocía, esta mujer, lo estaba envolviendo y a la vez le sonaba que dentro de esa transparencia, la leía, la escuchaba dentro de sus historias como de siempre; haciendo esos arabesco con las palabras. Quién sos, madeja de misterio aunque a la vez te percibo. Tenés ese olor que queda evocado en húmedos pasos de mi Entre ríos, quién sos.

      Ella  le pidió agua, se sorprendió con la casa aquella envuelta entre pasados de guardas, silbatos, boletos y valijas. Se vio pequeña, jugando a ganar con sus frases y chispas de vocablos ante aquel niño que jugaba con trencitos de juguetes, le contó cosas de su vida, de su nombre y del de él, de aquella quinta que juntaba familias de peones en trabajo y los juntaba. De un primer beso debajo de los sauces y el baño en arroyo que quitó su virginidad y creó su bronca y su huída, no era justo que un capataz ajara a una niña de ese modo. Braulio recordó, y odió a ese hombre que fue odiado por todos los gurises por la misma causa y de cómo un día su padre no pudo contenerse y lo dejó fuera de juego.
      Cada uno había tenido viajes pausa, agujeros, montes florecidos y de golpe, sólo estaban de frente.
      Ella pálida, el rojo por el sol de años, ella mucho encerrada por un viejo miedo y viejos hombres.
      Ahora los dos de cara, tomaban mate, era como aquel tiempo de chicos, con la experiencia de los años. Entonces sabían que la piedra también se gasta, y era tiempo de ofrecerse en la madurez a jugar
la inocencia respetando las migas de las piedras.
        Querés quedarte, los dos como ratas sin pasado…en esta madriguera signo de abandono, impunidad de destierro;  pero con este olor que trajiste de nuestra tierra origen, y el calor que mis manos le ponen cuando cocino.

       Y los malvones florecidos dijo ella y lo abrazó, comenzó lavando un repasador, y poniendo su saco en el respaldo de una silla. Quizás sus vidas apaleadas habían llegado a encontrar un trébol de cuatro hojas en el andén de la estación. Y ella también podía guardar el sueño de volver a oír el bullicio de un día en que paren los trenes y los campesinos carguen sus bultos resucitando.
      Braulio pensó que tenían derecho a vivir las hormigas.



imagen: 

http://1cruzdelsur.wordpress.com/2012/04/06/detenido-en-el-tiempo-en-una-vieja-estacion-del-ferrocarril/



miércoles, 31 de julio de 2013

Autoescape




Consagrada a la sumisión. Petrona se rebela, jamás volvería el escozor de compartir aliento con el que fuera su descompañero. La llevó el viento, los inviernos, los partos, los veranos y cada otoño soportado aún en primavera. Tantos años…

    Levantar la almohada y abrir la puerta.

    Petrona tiene una cama doble, una cama sola, medias en los pies y la misma almohada. Le pesan las tintas y las piernas viejas. Pero cuenta cada año los días faltantes para beber nueva primavera; porque no mata su deseo, ahora puede ser libre por todos los minutos restantes de la tierra.


imagen: 
La Dormeuse (1932) de Tamara de Lempicka

domingo, 30 de junio de 2013

El borda, ellos desbordan...












     Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 
Locura. 
Solapada, soslayada, sorprendida, así no debe ser y lo estamos viendo. Esta alocada pose de ataque y furia, de combatir o morir, los otros, de te apunto a la cabeza pero dame la nunca dame la nunca, así gozo más. De lejos, no no. De cinco metros, cuatro tres dos, te dí…quién soy que estoy haciendo. No, no son ellos los que se lo preguntan ellos avanzan como soldaditos de plomo pero en serio con el chip que era para los perros, se acuerdan; pero este es brutal loco contra la sanidad buscada, prestada, aguerrida, en luchador no desintegrarse en locura en chalecos de fuerza en frustración de hacer tu trabajo bien con ellos, ciencia, práctica, asistencia,  siquis, orden, hábitos, arte, oficio, resilencia, higiénica mente, fotos, noticia, diario, pantalla, legislar algunos para el pueblo, gremio, protección. Balas, encierro, juegos de matar de enserio enserie. Negocios inmobiliarios. La tierra es nuestra, hey me escuchan no se vende, es ciudadana, los enfermos podemos ser todos. Ustedes ya enfermaron hace mucho, repelen con su olor a desquicio y no se dan cuenta, nosotros los de a pie lo sentimos nos damos cuenta. Él dice eso, mientras consigue poner a resguardo una lija, que como lo calma, que como le deja pensar en otras cosas, que como alisa sus conflictos y la madera, que mesa el hizo al terminar con la lija.
“Los pacientes se comportaron con una cordura”. La radio “la colifata” hablaba en sus sillas de lo que ocurría, sobre el mismo pasto, sensatos, frente  a esa locura.




referencia a un hecho real:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-218896-2013-04-27.html

sábado, 18 de mayo de 2013

Cuidar lo que queda











     


       La Plata, Pcia de Bs As, Argentina. 
       La muerte sobrevuela en tierra, lluvia de torrente, anegación. Malos tratos del clima o de los hombres que construyen. Saben los dos metros en las casas la verdad, nada es casual, ni suenan campanas. Los castigos (si no mintieran las siembras de miedo), deberían ser para los descuidadores y no para los que merecen ser cuidados. Aquí sí un pueblo sorprendido, ni mirarse puede la mujer en el arrastre, no suelta de la mano a su pequeña; ni humo blanco ,ni agua clara; sucia como la consciencia de los que ni siquiera la conocen y ni siquiera la ejercitan. Estaría bueno hacer justicia de una vez.
       La solidaridad después, nunca antes volcarse a entender carencias, causales, querer al otro siendo parte de un todo conmigo. Las disputas después, por muertes y cantidades, es que el número perdona o sanciona más la lágrima. Los jóvenes después, aprendiendo a acercarse, pensando que es otra forma de empezar, esperando no se olvide y no se vuelvan a encerrar los brazos compartidos.
       Si no se empieza por ver más acá de las palabras, de las tierras bajas, de los ríos naturales y desnaturales a beneficio de unos pocos, y las artimañas del negocio vende lujos que expele la pobreza a ciénagas ocultas, sin oír la verdad geológica ni los preanuncios que vecinos investigan y presentan en oficinas burócratas de archivo de expedientes. Cada vez serán más las anunciadas desoídas.
       Estaría bueno hacer justicia de una vez.
       Estaría bueno cuidar lo que queda.



martes, 30 de abril de 2013

Imposible posible










     

 Roma. Un hombre sortea multitud. Quizás sería muchedumbre, gentío, masa, aglomerado, turba; nunca pueblo; de eso está seguro. Sobrevuela, o cree flotar incertidumbre, en la certeza que logró y no vuelve. Estrategias. Nunca se sabe como terminan con la psiquis y lo humano contenido. Sería el humo blanco que lo desatinó. O quizás se sabe que hay dentro de las cuevas sólo cuando el crujido alrededor ensordece y la garra roza tu osamenta. Campanas. Sí, escucha. Jubilo sí, siente. Miedo se preguntó, no encontró la respuesta, tenía las dos. Si o no, sería admitir, no dimitir, no retroceder con la obediencia debida. Qué hace en esas calles, en las que no puede pasar inadvertido, y mientras tanto su vuelo parece entrar en la locura y su tesón des consuela en la cordura. Arreglaré todo con un perdón, muchos, o debería re fundarme y des fundar. Mostrar un colectivo humano igual, sin  prohibiciones y aún poder amar como cualquier vecino, verme con hijos y seguir mi fé y la nueva fundación. Hace frío, se ve bajar de esa cosmogonía en que había entrado, abrir los brazos y sus manos toman la foto inicial.

    Mientras una pareja argentina, llega por los placeres turísticos, lejos o tan cerca en fotos, de igualarlo o jugarse por la diversidad.


domingo, 31 de marzo de 2013

De encuentros y encontrados









   Ese encuentro ,cara a frente no estaba programado .
   De golpe pasearse era una urgencia combinada de manos que atrevían .Se descubrían en los ojos los gritos de emergencia genitales. Una puerta, un gancho salvador, un baño medio muerto , fucsia de paredes .El aliento mezclaba las miradas y las ropas , que se dejaban correr para allegarse; entre costados malabares ,el amor se hizo.

   Distante muy distante... la traba cede y una comarca de gentes circula normalmente .
   Desembocaba en aquel baño, una ancha escalera cómplice de público .
   De saludos y asombro ,se despidieron los encontrados; ya eran la multitud con las mismas anónimas ansiedades.

miércoles, 27 de febrero de 2013

De los éxodos necesarios







 




Capagris el diarero, gritaba el titular “de Tokio a Nueva York las jirafas invaden en millares”
El río de pies apiñados que corrían por las urbes en distintos idiomas; metidos en sus propios torrentes, ignoraron.
Un semáforo pudo haberlos parado en seco, como electrodos que reaccionan a la luz; simulando ser humanos por la ropa, aunque adentro computaran sus urgencias de rutina.

Pero no fue un semáforo, fueron borbotones de jirafas en cántaros amarillos. Tenían flores en sus manchas, estrellas por orejas reflejaban sombras transparentes y sorprendentemente hablaban.

Marquesina era una niña feliz frente a esta visión, apostada en la ventana de su casa junto a su amigo Lunes. Habían apostado toda su imaginación a que ese comienzo de semana, le mostrarían al mundo que pueden abrirse los grifos mágicos, volviendo a sentir. Impulsando la fiesta de lo insólito y lograr que las ebulliciones del gentío indiferente se detengan en su marcha obsesionada en perseguida; ganando abrir ojos, respirar en ancho y de total instante juntos dejarse chupar por el aspirador de las fuentes; metiéndose entre páginas de creación para volver a percibir, imaginar y vivir pausas. Hasta descubrir que queda tiempo para discurrir hablando y durmiendo con jirafas, regresando a ser personas con el asombro de frenar y ver diferente

Una pantalla de TV en una tienda repetía hechos similares. Tumultos de calandrias en el Nilo, grillos entre el obelisco en Buenos Aires, elefantes rojos en Tierra del Fuego, vientos en el paraíso y lluvias en el infierno.

En tanto en un paso casi olvidado de la Cordillera de los Andes, delineado por aquel camino del Inca; Nacarena (joven originaria del lugar), escribía con tintas de su montaña, el reinicio de los cuentos de la Tierra.


imagen: arco iris lunar

domingo, 27 de enero de 2013

Terapial












       Desde dónde se puede encontrar una mano que acaricie, una fuente de calma que se coma la ansiedad, troglodita / apurada/ mediadora. Neutralizar la causa, aún, a casi, Manejar el miedo, los nervios, las ganas exigidas de los puchos. Nada ayuda y sabe, que todo ayuda: La palabra tibia, el amasamiento relaje, el cómplice sereno; hasta lograr detener el pico que provoca su estado de intemperie. Lo entiende, lo pasó, le pasó y  no estuvo más que poco, no podía, las circunstancias de ella y de él. Al fin la vida. También un decir perdón. Lo quiere y le pone el aire tranqui. Esta lejos, y a veces tan cerca.

       Y todo viceversa.
       Y él, y ella.
       De esos hablo.

        Desde dónde le viene este malestar antiguo y a la vez nuevo. Se levanta del abandono, se alegra y después sobreviene al color del frío, de la ira de su cuerpo; esa sensación de alterar sus pautas, y ese esfuerzo que hace por volver a tener espacio para  aplacar tanto y nada.
        Desde dónde se puede aplastar la tensión del cuello que sostiene su cabeza, la campana del pecho quizás del inconsciente, el ardor de tripas, la flema el sudor, la sed, las inserciones hinchadas, los sacudidas que retuercen. Escribe y trata, escribe y le pone puño a distraer la furia del estado. Escribe y se aleja pensando, intentando su control posible.
      Desde dónde se puede conservar esa misma furia, ese mismo control/descontrol  de cuando existe un erotismo, dejándose llevar (y es tan distinto a lo anterior), quién se altera, quién teme gozar de enlazarse al amor. Sensual, sexual. Calando conmoción, poniendo esa agitación plena abarcante de decir te amo. Escucharlo y sentir que todo crece en necesario, suficiente, en orgasmo cosquilleo en libres alas de estómago, en estarse amada, amando, compañero compañera, con las fiestas de la cópula, de los susurros, de lo que se dice y sale solo en el tiempo del después. En el poder que tiene no separar los cuerpos y quedarse remando cucharas aún con olor a polución, que confirma que de a tientas el amor llegó a sentirse, mientras el silencio abraza con las manos, y los pies calientan como para no soltarse y queda el sueño, o la pasión dormida mientras las esencias continúan en su diálogo de encuentro.

      Ahí nada es afección, todo es cuerpo en mejoría.