miércoles, 22 de agosto de 2007

Hace dos horas…




La llamaban Noche y sudaba el tango.
En 1945 cada esquina tenía el anochecer como flores de ojal mustias pero olorosas aún; zaguanes por donde se salía un bandoneón a fuelle abierto melancólico. Sangrías de arte, carencias, bares, cortejos y Buenos Aires.
Julián subía las escaleras, se sentaba en su rincón del fondo a escribir letras anónimas, huidizas de testigos. Es que aquel angosto balcón sobre la plaza Dorrego lo atraía. Se sentía tan pegado desde esa mesa, que oía abrir sus puertas y nacer lenguas atrapando presas del afuera, lamiendo sus papeles como una mujer desnuda.
Hace dos horas que te miro…, escribió. Hace dos horas te respiro…, dijo una voz en su nuca.
Creyó que había explotado su lujuria en bacanales de la tinta acusando su locura.
Creyó ver una mano de uñas rojas, emergiendo de sus hojas, un cuerpo de olores agridulces con cabellos cortos negros resbalando hacia sus ojos.
Es de noche y acabo desbocando mis fantasmas; mucho tabaco Julián y esta copa de tinto sin tocar. Sin embargo le persistía un sabor a uvas oscuras. Dantesco Julián, se te saltaron las cuerdas.
Hace dos horas que te miro; y me pregunto si decorás el lugar hecho en cartapesta, tenso parece que escribieras; es que si sos de hueso y carne no podés ser indiferente a este tango, que a mi me detona la cabeza.
Recordó, como rebobinan las películas en el cinematógrafo de la vuelta; hacia atrás, más atrás, la vereda. Sí, de afuera se oía música, cómo sucedió, quién desató los hilos de sus neuronas. Corría hacia atrás, más atrás, la escalera una tarima un cuarteto y un minón. Ésta frente a él, bailaba con un rubio desteñido con cara de estar al borde de un naufragio en el pacífico; no, no entendía nada de esa danza.
Él tampoco hasta allí, ahora sí. Ahora sí ni locura, ni apariciones ni el vino: Ella.
Bailás, dijo él y se asustó, nunca lo había hecho. Me llamo Noche escuchó transpirando su paso fatal de levantarse hacia la pista
Iban cada atardecer, y no se separaban, cuando el balcón cerraba; cruzaban en silencio la plaza y al llegar al medio, se enlazaban y seguían bailado como si el empedrado y San Telmo compusieran compases mudos que ellos aprehendían por las suelas y les crecía en sus desnudos apretándolos.

En el 2007, el balcón aún sigue estando, la música reggie suena este viernes, ya no se fuma adentro Entonces el balcón sigue siendo la fiesta de las lenguas, ahí si el humo y la plaza siempre mostrando. Negro y blanco abandono de sillas, ajedrez desertado, un borracho como peón olvidado de partida en irónicos gestos, más allá un Sabina en fiesta mariachi; misturas de este Buenos Aires. Otra magia y la misma.
El balcón. Y nosotros. El balcón y Ellos.
Noche y Julián no se pierden como nosotros, mantienen su tango, aún bailan tan lánguidos, abrazados y juntos en su historia; en la pared del costado. Ahora son los ladrillos, las altas y angostas ventanas quienes les pasan la fiebre a la sangre de notas desde cada postigo.
Ellos bailan. Yo los veo, los sigo, me imantan más vivenciales que nosotros, aún se aman; fieles permanecen, mataron al tiempo.

Hace dos horas que los miro…y te los muestro compañero mío.
Antes de irnos brindamos con Pablo, y tres copas de vino que no pedimos para des pedirnos.
Se nos acabó el tiempo y el beso de amor que hicieron dos horas de engaño en la magia del balcón. A Noche y a Julián les queda la danza, lo adherido y toda su eternidad.


agosto,17,madrugada 18-07

lunes, 20 de agosto de 2007

Despertar del siglo y de las enaguas





Buenos Aires, 26 de septiembre de 1902

Estimado ¿cómo empezar? , simplemente escribiré, Amado León:

Tiembla mi mano, parece que el papel se me escapa...usted es el motivo de mis noches despierta....ecos de lluvia y de estrellas a través de su voz. Recuerdo aquella primera misiva que arrojé a vuestro paso noctámbulo. Y su respuesta entre las glicinas del balcón, que esperaba con ansias florecidas en los bordados de mis cortinas…

“A los tres señores que pasan a la medianoche debajo de mi ventana:

Atreviéndome a saludarles desde aquí de mi pequeño escritorio secreto....con el balcón abierto que da a las lilas; luego que el reloj ha dado las doce y como todas las noches he oído el concierto de sus voces de hombre pasar en la calle. Escribo.

Ruego a ustedes disculpen tamaña imprudencia; pero sus murmullos revuelven mis sombras por dentro y necesito identificar a una...aunque solo sea para saber su nombre.

Nunca los he visto, no logré la fortaleza del desparpajo; para asomarme a la ventana. Mi vida es callada, nunca paré frente a un hombre...Jamás voz masculina pronunció mi nombre.

Criada entre tules...Cerradas las puertas mi madre leía, yo, solo escuchaba. Mi padre dicen, se fue de caminos; pintaba sus cuadros volaba en colores, no encontró en esta casa lienzos posibles.

Las mujeres que tengo en familia, me callan de los hombres, son mala palabra, que ni te acerques a uno, que no lo respires....que su oler te atrapa y luego te abandona.

Pero yo voces mías...los tengo penetrados por miles de orejas; ellas funcionan, los conozco a todos. Sé que uno de ustedes por su voz precisa, es duro y esconde dolores de niño. A otro lo escucho canturrear muy leve parece que tiene fuego casi en cenizas; pero hay solo uno de ustedes que a veces silba o apenas pronuncia expresiones vagas. Parece que asiente, que comenta al aire o quizás recuerde alguna dama en fragancia...Porque a veces, a veces...lo escucho como exhala un suspiro; y yo imagino roces de él con el sueño y su dama.

A ese yo quiero...por sus sonidos profundos; cuando pasa me estruja, acalora y me ataja en el cuarto...Una recatada muchacha como yo, según mi madre no debería decir estas atrocidades; pero nadie me ha dicho como paro mis sensaciones despiertas.

Solo imploro saber su nombre, así cuando pase de nuevo podré decirle en susurro mudo detrás de la ventana: a ti nombre de la voz, TE AMO

Eleonora “

Cuando encontré su mensaje, lo guardé entre las ropas y no atrevía leerlo; pero los lilas del aire parecían decirme que solo encontraría en sus letras el por qué de la ansiedad cada medianoche....

Mi sangre no podía reaccionar, paralizada como vuelo de ave que de golpe planea y goza el estarse suspendida en la infinitud del cielo, y se posesiona en su libertad.

Al fin lo sabía con su nombre: León!...Deseaba tanto jugar con su nombre y ahora sé lo que es rozar los cuerpos; pero aún necesito escribirlo...como mi dedo lo ha dibujado durante los días, en cada borde de la falda.

Usted me decía que al pasar olía y alzaba sus ojos imantado por mi cortina…y yo detrás oyéndolo; marcaba hora con sus suspiros.

Llevo sus cartas adheridas a mis enaguas, disculpe mi desenfado; pero debo decirle lo fuerte que ha sido poseer su letra. Es como si dijera que tengo su mano, su mirada, su gema en cada palabra... ¿Cómo entonces? ¡Santo destino mío!! No vibrar sabiendo que, carente de todo...ya puedo acariciar una esencia fuera de mi: al tener su nombre, su tinta, su voz y esa boca que hoy besó la mía. Imposible no respirar agitado cuando escribo esto, ni evitar sudores y un afán extraño que nace de mi cuerpo. Si bien nunca lo he sentido; percibo que me place, que me enerva esparciendo aromas de una mujer que no conocía dentro mí.

Quizás León, usted... sepa explicarme por qué esto me sucede...ya que debe saber de la vida, juzgo por lo que me dice de sus noches vagabundas...que hubo margaritas y cardos en su camino....que usted contiene agua de azahares...manojos de tierra en sus brazos. Luchas de cauces dormidos, pájaros tempraneros y troncos de montes protectores; mientras aguardo el trigo de sus manos que alimenten mis sombras.

Gracias León a sus pasos por haber elegido mi calle, la de nuestros suspiros, para transitarla cada noche con su voz que me abrió el arrojo de escribirle la primera vez y de darle ahora el ardor que sale por mi boca......

Eleonora

PD : no me arrepiento de este coraje desconocido de escaparnos del recato absurdo de esta época en que vivimos; como un llamado suyo, mío....quizás del silencio, que nos permitió esparcirnos entre los perfumes de la noche. Hoy me bautizo, mojo mi mano, la paso por mi frente y en nombre de vencer prejuicios, me libero mujer con usted .Si me ama, lo estoy amando.




martes, 14 de agosto de 2007

Del realismo mágico a la mágica realidad( a dos voces)


de los éxodos necesarios


Capagris el diarero, gritaba el titular “de Tokio a Nueva York las jirafas invaden en millares”

El río de pies apiñados que corrían por las urbes en distintos idiomas; metidos en sus propios torrentes, ignoraron.

Un semáforo pudo haberlos parado en seco, como electrodos que reaccionan a la luz; simulando ser humanos por la ropa, aunque adentro
computaran sus urgencias de rutina.

Pero no fue un semáforo, fueron borbotones de jirafas en cántaros amarillos. Tenían flores en sus manchas, estrellas por orejas reflejaban sombras transparentes y sorprendentemente hablaban.

Marquesina era una niña feliz frente a esta visión, apostada en la ventana de su casa junto a su amigo Lunes. Habían apostado toda su imaginación a que ese comienzo de semana, le mostrarían al mundo que pueden abrirse los grifos mágicos, volviendo a sentir. Impulsando la fiesta de lo insólito y lograr que las ebulliciones del gentío indiferente se detengan en su marcha obsesionada en perseguida; ganando abrir ojos, respirar en ancho y de total instante juntos dejarse chupar por el aspirador de las fuentes; metiéndose entre páginas de creación para volver a percibir, imaginar y vivir pausas. Hasta descubrir que queda tiempo para discurrir hablando y durmiendo con jirafas, regresando a ser personas con el asombro de frenar y ver diferente.

Una pantalla de TV en una tienda repetía hechos similares. Tumultos de calandrias en el Nilo, grillos entre el obelisco en Buenos Aires, elefantes rojos en Tierra del Fuego, vientos en el paraíso y lluvias en el infierno.

En tanto en un paso casi olvidado de la Cordillera de los Andes, delineado por aquel camino del Inca; Nacarena (joven originaria del lugar), escribía con tintas de su montaña, el reinicio de los cuentos de la Tierra.


mabel casas



De las migraciones cardinales.


Capagris el diarero, gritaba el titular: “ de la cordillera patagónica a Buenos Aires “ vientos de nieve invaden la reina del plata…Como si se tratara de un cuento de Maby Casas, "...hay éxodos tan necesarios…” que por absurdo o milagroso conmocionan. Obviamente, que nieve en baires, es tan imposible como encontrar un diariero de nombre Capagris. Esto solo ocurre en los cuentos. Por que si esto sucediera, un asombro colectivo haría detener el transito, y agotar los rollos de fotos de digitales japonesas, y niños y abuelos saldrían a jugar a la vereda a las 2 de la mañana y hacer muñecos blancos en la acera y las monjas a persignarse de rodillas a Sor Presa. No. Esto no es material para un cuento, lo descarto, por pecar de imaginativo o novelero. Ya nada puede ganarnos el asombro, lo impensado es solo tierra de poetas, es polvo en el terreno del parnaso.

Si nevara en baires en algún mágico julio solo los orates podrían verlo, esos fenómenos no son para los ojos de los cuerdos, esas migraciones cardinales de apocalíptica madre cambiarían el tenor de la crónica, dibujarían la sonrisa perdida del bobo de la esquina y el lector ávido de amarillas prensas cambiaría de género para leer poesía. No. Indudablemente si nevara en Baires Capagris no vendería. Por que en Baires, en Baires Lo que mata es la humedad , por eso es imposible que la nieve sea noticia. No sea que los éxodos infecten a una humanidad en búsqueda de” borbotones de jirafas en cántaros amarillos.”


Altamira, un Juan de los Palotes


sábado, 4 de agosto de 2007

Des/trozos para armar



Era un pulgarcito, había ido dejando piezas de su cuerpo por las geografías.
A puro orgullo, ahora creía, ser un todo en un pulgar aventurero y la mejor pieza de su rompecabezas humano.
Tenía sus movimientos y virtudes, podía negar, afirmar; ni ahí aceptaba imposiciones, sabía ponerse boca abajo para lapidar; pulsar botones para ascenso o descenso aún a riesgo de ser arrasado por fétidas cloacas. Ponía en movimiento las pantallas entretenimiento, ¿qué más?
Tan liviano y contundente a la vez, por eso había discutido con las otras quedarse de una sola pieza a cargo de sus lances. Trotamundo llegó al desierto. Descubrió que se hundía y confundía con la arena; poca presencia caviló, deseó estar para lograr auxilio, con la boca silbadora que dejó embelezada en Viena entre niños cantores y con las piernas equilibristas que recalaron en circos europeos. Hasta rogaba por los brazos, esos soberbios, creídos tan hábiles, que los dejó probando ser alas, probando seducciones.
La cara había sido arrojada a un espejo, como entronización de santuario, lloraban los ojos gotas negras y la gente en lineal sin pararse a entender a los cuerpos mutilados, agolpaba gritando: milagro!!

Pulgar en tanta extrañanza, comprendió que en pedazos se es exilio, derrota, desgajos; un ente de puzzle perdido de la caja original.
Catástrofe. Vientos de arenales, herrumbres del silencio. Él no supo su destino

El hombre despertó en Budapest, entre carpas de un circo.¿Cómo se había dormido aquí, si él vivía en Buenos Aires? Una cruenta alucinación no lo dejaba escapar de cuajo del entresueño. Vivió como su cuerpo era vendido en piezas manoseadas dentro de un cartón, multitudes reclamaban por estafa. Faltaba una pieza final: un pulgar.
Alguien lo sacudió, sintió que llegaba su cabeza, el ruido de su tronco y extremidades encajándose; lo despertaron totalmente. Se vio saludándose a sí mismo y abrazándose. Se sintió feliz sin entenderse. Sólo lo aquejaba un dolor extremo en la mano izquierda y el estupor de que a ella, le faltaba el pulgar.
A lo repentino se sumó un tornado fugaz que lo atornillaba, lo dejó impacto y con su pulgarcito.

Abrió los ojos en su cama de Buenos Aires. Respiró. Se inquirió inquieto ¿cuál sería la preocupación de su inconsciente, en pesadilla tan absurda?. Su pulgar había quedado doblado durante toda la noche, mientras lo masajeaba para que recupere reflejos; recuperó su misterio interno: y la frase brotó de su boca como dictada: “Nadie puede repartirse ni darse en trozos, ni dejarse vagar seccionado; la clave es el entero.”
¿Por eso, no había sabido mantener un amor íntegro? Había sido un rompecabezas en piezas sueltas para amar, siempre bajaba el pulgar y cambiaba. Ninguna mujer ama a un hombre seccionado.

El diariero de la calle Corrientes, al saludarlo como todos los días, notó marcas de unión en su cuerpo, como de piezas para armar. Este hombre, se dijo: hoy sonrió por primera vez, se lo ve completo; ha dejado en el basurero la caja donde se había desmantelado.

miércoles, 1 de agosto de 2007

De corrido ,repetido y recupero







El Hombre está hecho de fenómenos. Fenómenos colosales, laterales, bi…laterales. Fenómenos de caos, carnales hasta glaciares. El hombre es un hecho, ¿hecho? ¿por hacer? Un suceso sucedido, ¿en lo parido? Y ¿qué es un abortado aún siendo de hecho un hombre nacido?
El hombre es un complejo en muchedumbre, herrumbres los unos, espejos, parejos, desparejos los otros. Hechos o deshechos, según los fenómenos de sus propios hechos.
Hechos cabrones, santurrones, portones de hierro, murallas chinas, muros en lamentos, mantas de viaje, viajes en hamaca de plaza, casas, casas con camas, camareros de la vida, vida en armadores de su esqueleto, amadores de quedarse quedo pacífico, nacido muerto y revivido en el vientre compañero, en el diente de león del hijo, colgando del cuello por fuerza sangre de engendrarlo; nunca equivocación sentirse padre, y si, señor padre todo poderoso que engaña y patraña construyéndose el altar de las velas encendidas poniéndonos el temor a la culpa. Culpa inventada, machacada, princesa del miedo, rey y reina en medieval contemporáneo castillo encumbrado, ¿o será derribado? con las masas de la masa, donde las agrias confituras ranciarán su indiferencia.
Diferencia hace el hombre cuando simple, simplifica el agudo grito del no puedo, y entonces ahí, es cuando puede desde sus sombras, puede con los otros. Y de hecho se descubren des sombrados, fenómeno vital amanecido, de verse y serse humanos. Hombres.