lunes, 18 de julio de 2011

Esas cosas de la moda
















Le dijeron falta serotonina. Le gustaba lo natural.

Le dijeron hay alimentos que la producen. Pastas, dulces, pan.

Sin psicofármacos tan consumibles, se dijo.

Comió, comió, comió.

Mejoró obesa su depresión. Sin reconocerse en el espejo, no encontró su natural fisonomía.

Las hierbas eran su especialidad. No estaba más triste, reía todo el tiempo. Ignoraba ese otro cuerpo, no era suyo, sólo iba perseguidor con ella.

Sabía de las malas hierbas (le sentaba lo natural); feliz las juntó, preparó la infusión y convidó a ese cuerpo extraño que la perturbaba invadiendo su interior exterior.

Al fin llegó su necesidad, venció la depresión y murió ese cuerpo obeso.



imagen : "El cuerpo abandonado" de Silke Seybold

lunes, 11 de julio de 2011

Mediodía de sol / opaco







Iba con ella de la mano.

Un hombre oscuro rayaba la esquina con su inquietud.

La miraba sin perder el merodeo, sin perder la mano asida, que llevaba en inocencia pisando la hojarasca.

La risa, el ruido de la hoja, era otoño y el hombre oscuro crecía en ansiedad, aturdiendo la esquina.

Le hablaba de la urgencia, del viento, de la casita en espera y tironeaba de la mano que invitaba a seguir tras una hoja.

Le tensionaban los alertas, un ojo en cada lado. Un ojo en la dulzura, el otro en el peligro.

El hombre oscuro ahora cruzaba alterado de vereda a vereda; en aguarde o en asecho.

Al fin la alzó, abrazada a su único valor a preservar; rodeada del rumor de realidades abusando la ciudad. Entró en la casa. Giró la llave y saludaron a la música a los chiches al refugio.

El hombre oscuro se desvaneció en la esquina, bruta historia llevaba entre sus cejas. Hostil. Quizás premeditando lo ilegal, quizás por propia tragedia, más lejos de la esquina y de quines pasaban por ella. Portaba cara y condena.

Rieron de nuevo; pero no se borró en la abuela aquello que destilaba el hombre oscuro que se le quedó inquietando.

Esa sicosis urbana cundiendo como epidemia. Previniendo, preservaba.



lunes, 4 de julio de 2011

Hoy












La calle .Mis pasos el apuro en delirio de siempre, sin cambios había puesto tercera en las suelas; sabiendo a donde iba, me ausente del por donde .De golpe me parecía a mi misma una mariposa liberada de un frasco sin oxígeno, una hoja regada en la sequía, un trozo de témpano descubriendo que desarmarse ante lo tibio era todo pedal todo empujón toda carrera en estampida.

Entonces llegó él...disperso inocente gratuito penetrante y me dio el brillo....una mano de olfato para el alma ,una escena ,una novela , un escenario solo mío...ay bendito ese freno .Freno de aroma ¡Pasto recién cortado!



imagen: encuentros al desnudo,
recogiendo primaveras-annia alonso