domingo, 18 de septiembre de 2011

mea culpa colectiva













Musiquita.
Como rosas del siglo pasado llovía desde algún misterio; poniéndole violines y caminos de piano a las miserias de vereda, remendada y vestida de luces por “obra y gracia” de un jacarandá. La pachamama no resta por cuánto vales.
No sale de una casa tomada, no, Cortázar hablaba de otra cosa y sin embargo una coincidencia: no es ni anónima ni mágica. Viene de unas latas debajo de la autopista, sólo un tiempo de rincón, sin dádivas como mala palabra.
Un puñado de seres sin nombre, apodos apenas, pocos años apenas y un equipo reproductor caqueado. Muchas bocas para una bolsa aspirada, para una ficha cualquiera de muerte.
Pero ahora que tampoco nadie los ve, la musiquita dulce como cuna, brota allí con sabor de chocolate.

Después un “trabajo” el miedo y el odio fumado, el riesgo que se busca cuando la vida no se festeja al nacer ni recibe mirada; parida en violencia de los que ignoran fingiendo. Mentira el trabajo, mentira la escuela, mentira la infancia. Verdad, que nacieron buena gente. Verdad los narcos y la riqueza de los que contaminan. Verdad.
Ellos los de la piedra de latas en el medio del pecho, con la musiquita de niños con el fierro temblando y el fuera de control firme.
Sangran, expiran, eran oxígeno para el mundo a pique. Nadie los vió ni de muertos.

Aún llueve la musiquita y maldice el olvido de los niños vivos.



gracias Teresa Parodi por tu canción "esa Músiquita" y regalar tu voz a la par Mercedes Sosa
picar para oirla


Enlace

domingo, 11 de septiembre de 2011

En ráfaga del hijo









Se desdijo, me desdigo. A veces hay que hacerlo, sintiendo burlada la intuición, desdeñándose a uno mismo; por otra vez incrédulo.

Hay personajes que nunca logran sacarse las tinieblas. Negras y barro, aunque los vistamos de conejos blancos y se hagan los refundados de sí mismos.

La justicia ha apretado a veces, la venda demasiado fuerte. Ella legal, con amparos y trampas de interpretación, aplica artículos que dan escape. La otra, la ella social, por dolor de madre eterno, dando la lucha por sus hijos perdidos en turbios momentos de dictadura; sabiendo de manos negras y entuertos que se tapan con la sangre de corderos; para construirse de nuevo, se dijo madre de todos.

Ambas ellas, venda apretada.

La basura, genera gangrena, se mete en las cloacas del blanco conejo mentidor; tira adelante. Carcome y sigue. Y vuelve a matar en off, y vuelve a desaparecer un hijo. Aquel que murió primero por utopía, es ejecutado en perverso, en traidor, en verdugo, en hambrienta enfermedad de poder.

Por eso ella se retracta, como Eva, Abel fue su mentor, su mano de marcha, su dolencia; el que acabó todas sus lágrimas. En su nombre ella con otras se desmurieron, paso a paso, ronda a ronda, trabajo a trabajo hacia paridades sociales, desde aquella primera plaza. Para ser hijas de la memoria.

La segunda oportunidad, protege y abraza como el fuego. Pero hace cenizas de los Caínes que reinciden y burlan a quienes se les ofrendan como madres.

¿Parieron así otras incredulidades?,no, no quisiera desdecirme de nuevo.



domingo, 4 de septiembre de 2011

La pobreza consultora










¿Vale la pena buscar la “e” en el diccionario? ¿Un día con invierno?

Se me ocurre que aparecen enano / esperar, espiar, evolución/ esperar, encumbro, estadio/ esperar, Eva, eco / esperar, exposición, embarazo/ esperar, elefante, enrosque / esperar, energúmeno, embotar / esperar, eternidad / esperar.

Enésimas veces influyentes de esperar, complejas desabsolutas; aunque en sentido de reloj, instante que aparece indefectiblemente círculo perfecto. Efecto y causa.

Arenales en los que se pierde la esencia de uno hasta que quizás vuelva a empezar otra.

En tales atribulaciones ajenas, Safir esperaba en un consultorio médico, ¿vaya a deducirse que hacía con un pequeño adminículo y un palillo; donde parecía escribir, sajar pagos, rezar runas, ta te ti?: Era la prueba de la espera.

Mientras iban y venían, recetas, obra sociales y pacientes, celulares, toces y silencios que sólo parecían; por que ahí de fondo se oía una estación de radio que placía o agredía, es decir moqueaba folklore o ¡hablaba! En ese punto que se hacía notar caía grandota otra vez la Conciencia Espera.

Un nombre fugaz, tenía ella, sentada al lado de Safir; pensó en escribir sobre un escritorio vacío ahicito nomás; pero tan salvador, digamos borrador de ese punto no querido de sentirse demás en cualquier lugar.¿Qué estoy haciendo acá, dónde está el espacio de ser yo y no ermitaña?

¿Cómo de que otra cosa podía escribir? La música pasaba de la ternura del otoño a pesadeces de antaño. Hablaban de la tropilla y una rima absurda con la trilla. Entonces, cómo no colarse la mención reiterativa de la espera, el clavo de plantear su validez, el descifrar cuándo es paciente y plácido un niño. Cuando esperar asfixia, obsesiona, presiona no crea control del Hombre, la controla desde la mirilla de la celda; la descontrola desde la falta de lo justo; la plantea en todo el rito inútil de esperar sin el ritmo lógico de la vida.

Estudio, estadío, evolución, elevación. Elevar fluir navegar codearse musa, madre, primogénito o continuadora, en trascender hembra en copla, hembra en macho.

¿A dónde iba ella en su escribir, delira? Ah…se llama Eva, paradójico, patético, no sólo fugaz-

Vale más discurrir tinta, ojearse del papel, perderse a puro tumbo; (las interferencias son muchas) los bombos de la radio las puertas que se van las que vienen, la doctora que pregunta chistea, y ya va sultana, ya va fulano. Safir ya entró. Ella no. No, no puede ser tan litoral el paisaje prefiere el surero, la pone mejor en trance; sólo escucha “Molino viejo” y le gusta (medio imposible hablan mucho las sillas cercanas igual que el acordeón.)

Por ahí se cuela la canción “Al pajonal”, se dice si fuera Eva la del paraíso, que manzana ni paraíso; pajonal y tumbarse a olvidarse de cualquier espera incontrolable; conocerse cuerpo con Adán… coloquiar con Adán ¿para qué es “esto? Y no sé pero tibio tu roce con “esto”…Dulce,dulce el deseo cuando se descubre y se correlaciona saciándolo.


Y la puta, hay fichas y toces. Y yo vine medio sana. Me quiero ir igual.

Milito para sacar la espera del diccionario cotidiano; quiero el reírme y no antesala infinita; me voy; llegué en junio y ya será diciembre.