
  " hasta la soledad de esa mujer, no se abre camino nadie..."
    Laura Restrepo
   
       En  un cuerpo de seda, todo era más fácil. Sin arnés. El equilibrio era una  mera rutina de alpinismo. Jamás la obligación de ser topo en  subterráneos con carteles extranjeros y combinaciones ambiguas.
       Ema  sabía quién era, con sus dudas y deseos. Era abanico de su carne y  pensamiento, inquieta en búsqueda y silencio; consciente y convencida de  que entregaría su aire a brisas en nítido, sonora y crédula.
         Ilusa Ema. Socavada Ema.
 Abaniquera. Agitada deseada, deseante.
P.D:
   
  El túnel  fue corto, oscuro estrecho.
    Su  puntilla al borde del desnudo supo bambolearse, supo entregarse. Luego aprendió.
  La mentira representa muy bien su personaje. Se traga el aura y en el medio del ir y venir, se abre en topetazo, te cruza la cara  y te roba tu seda de abanico y la creencia.
   Es apenas, ahora, un papel plegadito que se cuida de los fósforos.