lunes, 9 de marzo de 2009

Botellas de plástico














Avanza. Entre ramalazos avanza. La puna tiene sus chispas. Enciende rojos, abrasa, fascina tornasoles; llora muerte montaña abierta derrotada en dinamita; o levanta su piquete de empuje por reclamos de la tierra, en ventoleras que se llevan el manantial de los silencios. Así va Juan a poncho pegado, incrustándole los ojos una sombra en piedras negras.

Avanza, dobladas las rodillas, escucha la voz del hueco, resiste a la tiranía del viento. Lo juzga, le juega, le canta exiguo, lo conquista. Avanza. Se delibera.

Este golpe de atención de la ventisca, este eco entre los andes sin descanso, me repite que puedo, puedo; vencer el filo con que de chico me vienen matando en olvidos. Olvidos de respetarme aunque sea, nomás y mucho, un peón; omisiones de dejarme aletear sin hambre y levantar eso que llaman casa con la Juana a suma de mejor jornal y cero contaminado.

Ella, mi parte de costilla, ella mi dulce veta porosa, mi buscadora de aguas; es como una semilla de seda con un cascabel adentro. Ella viene detrás con el crío aún no parido, intento protegerlos de todo y de esta borrasca, por eso es que voy delante.

Avanza, el viento avanza y ellos no dejan de avanzar.

En un bajar de lomada, las rodillas ya no tiemblan, pueden sostenerlas erguidas. La calma hasta los sorprende, el chaparrón sin anuncio los envuelve, los bendice.

Ya llegamos mi Juan y el ventarrón nos ha dejado. Del envase de su vientre brota una vibración blanda, como si una crisálida bajara escalones del capullo.

A los pasos, el pueblo, tan escaso de medios; pero estar de parto es la causa de llegada y la comadre siempre está para ayudar aunque no lleguen los médicos con tormenta sin caminos de cemento.

La puna vuelve a ser roja al año que cumple la niña, será chayera como su madre, noble como nudos de madera igual a Juan.

Es febrero y es carnaval. La chaya los encuentra a todos, a los turistas también; a nadie le falta albahaca ni harina ni manos para juntar en esta su forma de no morir lo ancestral de su cultura.

Un cartel en la plaza, anuncia con humildad artesanías en venta y en letras mayúsculas aclara que lo ganado será para comprar agua mineral en botellas de plástico para nuestros hijos. En este pueblo la explotación minera a cielo abierto, contaminó la gran masa de agua natural adyacente.

Tenemos que avanzar…comienza a decir Juan a sus compañeros del grupo que formaron, cuidándose y cuidando a la pachamama, en desafío.





imagen : pachamama (integración Pachakuti,renacimiento,nuevo país,nacer de las cenizas,revolución)

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
mabel casas dijo...

sería respetuoso, que los que preteden ventas con la inocencia, pudieran pesar más que hacer negocios
usanso como mercancia a las personas