sábado, 12 de septiembre de 2009

Vida y refrán











Perdido presente o perdido pasado.

Todo flotaba desde la neblina, y un aluvión de pretéritos se le vinieron a trabar de los exiguos pelos blancos, húmedos, que casi ni lo coronaban.

Coronado había sido cuando consiguió al fin tener la valijita. Le costaba cerrarla de cuanta baratija llevaba. Era un cascabel errante, un hacedor de sorpresas cuando la abría. Cada puerta lo esperaba en el pueblo y cada tranquera más allá.

En tanta aventura de caminos iba logrando tener su vaca atada; su tienda y la infaltable piedra en el zapato: su mujer, cuando le insistía en que podía hacerle un zigzag a la negra niebla y mirarse juntos el día en mañanas limpias. Ella era su par, su cuenta cuentas. Su extranjera en esta tierra foránea para él. El hombre tenía una gruesa sombra a vencer por eso prefería vivir el presente decía: hoy miro, y el hoy se le iba en caminatas o en un abrircerrar vidrieras de su tienda. La mujer sacaba genes a destajo de los ranqueles y algún español, que salido como rata por tirante de las entrepiernas violadas de su madre ni apellido dejó. Por eso la valía el pasado, su memoria le imponía cuestionar y trascender todo aquello e insistía a su compañero para que lograra encausar sus transitados amargos y antiguos, construyéndose libre de aquello.

Mi querido turco, pensaba en las tardes de mostrador, mientras él andaba puerteando, ha perdido su pasado tan oscurecido en su procedencia entre lucha de tribus y colonias de blancos.

Pero un día no regresó, alguien vino a decir que seguro se quedó con la colorada: esa de Buenos Aires que venía a cazar incautos para mostrarlos en la Sociedad Rural y después despedirlos con el rabo entre las patas.

No, mi turco solo está perdido en su propia neblina, es la única que no lo deja vivir el presente y nada ver. Volverá. Y volvió reconociendo el futuro, promesa en que se convirtió el regreso; en su autoexilio había raspado hasta el tuétano los huesos podridos que lo atestaban. La neblina era su nexo de escape de tortura de muerto por desierto de puerto de rincón escondido en los barcos que viajó, que no lo dejaba despedirla.

Ya no lo aterraba y repetía aquí estoy morena mía. Aquí estoy estás estuve y estaré, cerrame en tu neblina vencida y ganada, luz abierta matriz tierra. Nada es ya, extranjero de mi mismo.


6 comentarios:

Luis dijo...

Cada vez que te leo primero me dejo mecer por la exquisita forma en la que construyes historias con tus palabras, luego vuelvo a leer para entender tu historia buscar lo que dices y lo que no dices pero quieres que se entienda.
Eres una gran escritura y esta la historia de este inmigrante errante unido a una negra bastarda un hermoso relato.
Un abrazo.
unaimagenalabrasmil.blogspot.com

JOSU dijo...

Tienen tus personajes sabor a heroes. Como describes sus emociones, sus anhelos, sus tormentos...
Heroes de lo cotidiano y por eso me parecen heroes.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho.

COLOMBINA dijo...

ESTE TURCO, AL QUE TODOS LE COMPRARON, EN EL CAMPO O LA CIUDAD ANDUVO CON SUS MERCANCIAS. Y EL REFRÁN TAN BIEN USADO EN ESTA HISTORIA TIERNA Y LLENA DE VIDA.

mabel casas dijo...

Luis

me conmueve como contás tu forma de leerme
gracias por tus palabras hacia el relato

cariños chileno amigo!

mabel casas dijo...

JOsu

guauuuuuu eso de que mis personajes tiene sabor a héroes cotidianos,me complementa!! aunque nunca lo había interiorizado así que es la forma justa tal cual lo decís...siento que cuando escribo esos personajes existen y son así tan importantes y necesarios!

gracias por decírmelo y leer
abrazos!

mabel casas dijo...

colombina

así era este hombre...yendo y trabajando...un ejemplo de tesón de los que hub muchos

gracias por tu decir del relato
besotes