miércoles, 25 de julio de 2012

Pasaje abierto






















      Acostarse con tu sombra, no me sirve más que al comienzo del absurdo.
      Dice un papel arrugado en su bolsillo. Hace días que Aurora lo guarda, lo revuelve, lo relee y lo repele al mismo tiempo. No lo puede tirar ni tampoco continuar. Salvarlo en poesía sería revelar o rebelarse, por qué ya ni la sombra. Y aún no lo sabía.
      Retiró la mano del bolsillo, con la firme decisión de tirarlo en el primer contenedor callejero que cruzara.

      No pienses que me doy por vencido.
      Maldita sombra, cuando te dibujé, fue para retenerte entre estáticos repasos.
      Pequeña confundida…Nigromante mujer que te creés inocua; maga o arpía; fascinadora de cuentos de conejos, vos, me la robaste.
      Qué cosas puedo imaginar. No deliro, no puede ser tu voz; bastante tengo con tu sombra que se instala en el cine, en mi mesa, por la ducha; hasta cuando trabajo o en el micro insiste que le pague pasaje, mientras se adueña del único asiento vacío.
       Pero en tu cama no me encontrás… Aunque entro a ella. Vos sabés la causa, hasta que no me devuelvas mi sombra no la tendrás allí.
       Eso sólo cuando yo quiera.

      Lo peor para Aurora, era que muchas veces había personas que lo veían corpóreo y lo saludaban por su nombre: Ángelus. Encima tenía que tener ese nombre que competía con el de ella, pugnaban en sus esencias, ella amaneciendo y él anocheciendo.

      Cuando entró a esa calle de solo una cuadra diseñada en S, estaba en el barrio de Balvanera, había caminado sin espacios descansados, el pensamiento y el peso de esa sombra que ahora sentía en su bolso, la llevaban buscando una estrategia para decidir desdibujar su bosquejo. Paró para orientarse donde estaba, era una peatonal mirable, brillaba desde el piso al techo de su historia. Por allí pasó la primera locomotora, barrio de guapos e iniciación del tango. Fue acera de un famoso teatro con título literario “El picadero” incendiado en etapas duras de este Buenos Aires y el país, allí Teatro Abierto fue resistencia durante la dictadura. Se sorprendió gratamente al encontrarlo reinaugurado con el mismo nombre desde mayo, una placa digna lo decía.
     Aurora sensaciona todo como un video de memoria, historia y verdad en su hoy real. Hasta esa senda a la que llegó en casi pasos mágicos, se llama pasaje Enrique Santos Discépolo un poeta nacido en la zona, hombre custodia justamente de las sombras que oprimían lo social, aún hoy sus letras son tangos que contienen presente que a veces oscurece todavía.

      Volvió la voz. Ves muchas son las sombras que andan solas, dejame libre.
      Te escucho y pienso, Ángelus. El barrio en el que estoy fue nombrado en homenaje a una virgen, el poeta era Santos de segundo nombre. Yo agorera no virgen, vos un ángelus de la tarde; guapo pero non santo. Juntos fuimos: Alto vino, bajo costo. Entendí. Los trenes siguen de estación, las puertas vuelven abrirse, los teatros siempre ponen oscuridad y luz en la ficción. Todo, es el montón de vida entre las manos, sin desperdicios, que nos pide lo suficiente.

       Salió por el fin de la gran S en ese raudal de una sola cuadra. La sombra pensó que no quería despegarse, pero lo supo.
       Llegó a casa borró el dibujo. Sacó su papel abollado  y completó el texto:
     Acostarse con tu sombra, no me sirve más que al comienzo del absurdo. Despedirte es el final de lo confuso, ni amor ni fascinación ni sombra.
      Sólo atardecía entre nosotros y ahora siento que amanezco


8 comentarios:

Meryross dijo...

un relato. alu-ci-nan-te, me encanta tu sutil delirio...bello
besitos

Colombina dijo...

Relato abierto...me llevó a ese barrio, de mis viejos, de mi infancia y a los sueños locos...

Horacio Fioriello dijo...

" los teatros siempre ponen oscuridad a la realidad y luz a la ficción."...y de ese claroscuro surgen las sombras, esas que quedan aprisionadas a destiempo, como la imagen movida de una foto que no llega a integrarse en el objeto para que el coito entre cuerpo y alma sea un pleno goce, las mismas sombras que persiguen de cerca por más lejos que las ubique el tiempo en almanaques. Sombra y nada más dice la letra de Contursi y se planta en el pentagrama de un tango; pero tu cuento Mabel, dice mucho más ... Dice: de Balvanera donde el tango se hizo carne, de pecho al erotismo fálico de un puñal, a contracara de un candil que proyecta sombras brutales de historias no contadas; amores y desamores, en los papeles arrugados de poetas como vos!!! que hacen de la literatura un culto y Dice: tu cuento; de un barrio que fue de otro tiempo, que como al amor, a puñal lo mato el amor ...Dice: metáfora dentro de metáforas como una mamushka desde un plano a otro superior y Dice: que despedirse es el final de lo confuso...y esa frase consterna!!!!, como cuesta abrir el puño y soltar el papel en el tacho de basura... podrá la memoria caer en un contenedor ; en una papelera donde arrojar sombras al tacho? o sera por siempre su sombra un sigsaguear entre callejones claroscuros , que se reciclan en la inspiración Borgeana, Dicepoliana y en tu pluma próspera y amada por las musas?!!!! bravo Mabel!!!! te aplaudo a sangrar las palmas.
besos cumpa!

Vero dijo...

Coincido totalmente con los comentarios publicados.
Hermoso, me encanto, me recordó a mi infacia... que tan distinta era de mi actualidad con mi trabajo y mis días en un alquiler temporario en buenos aires con mi novio..
en fin gracias por publicarlo, me has sacado una sonrisa :)

mabel casas dijo...

meryross

gracias por tu decir, alimenta mis musas y mi delirio se siente menos potenciado jajajja o más?

abrazos

mabel casas dijo...

colombina

los sueños locos!
esos, aquellos y por que no los de ahora nos dejan que sigamos caminando barrios

besos

mabel casas dijo...

horacio

gracias por tu comentario tan profundo
es cierto las sombras andan en nosotros como en fotos movidas y si, nada fácil desterrar la memoria, creo que ni siquiera es buscado exiliarla, sino almacenarla como aprendizaje y goce

besos

mabel casas dijo...

Verónica, linda manera de leer y trabajar comentando
al fin la literatura publicita sin gastos