martes, 30 de septiembre de 2008

Sin azúcar




Sí, hierve el café.

Recordó otra ebullición. Pero lo cierto es que está solo frente a dos tazas. Dónde, habían quedado las manos que se supieron de la misma tinta, aquella vez sobre otra mesa.

Volvió a mirar, la mujer no estaba; al fin lo confirmaba, lentamente…Desde ese olor a café penetrándole el olfato, viajándole hacia adentro; poniendo de marrón caliente su sangre y demasiado ardiendo su cabeza.

Carajo, qué se le fugó la vida; haciendo mucho fue hacer nada. Esperaba un milagro para sus huellas malas. Nadie vuelve a lavar las tazas, si el agua que se arrastra está podrida.

No, ella no habitaba allí, desde hacia veranos y vientos y hendijas congeladas de la casa. Ahora entiende. No podía quedarse junto a alguien como él, que aún no sabía ni su nombre ni su talla. Había robado por años el café y una fachada; hirviendo toda su vida y su apellido en la mentira.


imagen: "motas de polvo a la luz del sol" de Vilhelm Hammershoi-Dinamarca


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que ya lo dije: Tus cuentos son poesía, incluso me gustan más que tu poesía. Reflejan la vida muy poéticamente, incluso en el drama cotidiano de los seres comunes.

mabel casas dijo...

gracias anónimo

son dos voces d mirada desd mi
la poesía tiene lo de adentro intricado, laberíntico
el cuento tiene la magia de dcir desde la vida diaria sin poder abandonar por lo poético porque eso evidentemente mi genética se la apropio o lo que sería mejor la heredó vaya a saber de que siglos pasados
gracias