domingo, 1 de marzo de 2009

Y ahora, conocelo


Perra de pueblo. El pensamiento de Juan puso ironía en este enunciado. Todas se desmadran, vagabundean, no se quedan en la primera querencia; necesitan espacio, rumbos. Son ariscas cuando su celo, eligen el olor de la yunta, cambian, arrastrando sus cachorros.


*Te faltó decir Juan que no los abandonan. Que saben matar su hambre por las suyas, que no son esclavas de nadie. Todo el pueblo las conoce y de fin hasta las respetan, casi como un pariente cercano que se extraña cuando no pasa y regala un beso en un cómo estás.

Mirá Juan que hoy estoy metida en el cuento y tengo ganas de debatir con el personaje, se me chumban los pensamientos. Yo pongo la tinta, prometo no influir sobre tus palabras.


- Me asombrás, no te hubiera esperado nunca en este terreno de mi coloquio interno, menos que interfieras en el texto de mi historia, de la mía, potencialmente mía. Soy yo quien existo adentro de este escrito.

Bueno, dije perra, y yo qué soy en esta sensación de doble de cuerpo. Llevo carne con hueso arriba de dos piernas girando la ciudad como un perro herido, me digo el olvidado, me maldigo y maldigo mayúsculas de otros, me altivo. Acarreo cerebro trabajando en revolución y destajo; sin conseguir encontrar mi puerta. Doble de cuerpo me señalo, humano y perro, asediado por bocinas y tropiezos; errante sin terminar de hallarme. Pero al fin ellas, sí, son perras; de jodidas, de engañosas, de irse atrás de los otros.


* Hay, Juan, qué me hacés volver. Perras de cría somos, que las mujeres tenemos aliento para empujar vida con uno sólo, Compañero que ría, hallado en sí mismo, que sin ofender quiera; luche y levante fijo techo en par de brazos con nosotras. Pero en esta metáfora de reino animal- humana raza que propone tu discurrir, hay entre ustedes más de un dogo con rehenes, sementales junta harenes y perritos falderos que nada pueden solos. No aceptan que somos una sana depuración de las violencias, hembras compañeras no rivales ni minúsculas. Entonces, sí, mejor ponernos las ironías y las culpas.


- Soy hombre y es mi género, no podés ir contra los mandatos de la especie; ni conocés mis causas ni respetas mis piedras.


*Tenés razón no las conozco. Me pregunto quién decretó esos mandatos, ¿no te lo preguntás? Pero sos el personaje, cumplo lo prometido, no interfiero, no te contradigo en tus diálogos internos. Quedás libre de mí.


El semáforo se puso en verde, Juan entre el alocable zumbido de la ciudad desafinada, se pierde pensando: perras de pueblo ellas ¿y mi tiempo cuándo? Perdón Juan, por mi última intromisión, le grita la autora desde lejos; no olvides que la mujer tiene la vida entre los pliegues de su género. Ah…y una cosa más: quisiera alcanzar un conocerte.




imagen de Página foto taller Chivilcoy - autor Daniel muchiut,serie la fábrica

2 comentarios:

colifata dijo...

terrible nuestro fotografo.. no? es un groso! es un honor qeu sea de mi ciudad..

mabel casas dijo...

colifata

claro que es un grosso!!todas las fotos que he visto de él tienen fuerza y trasmición social
también es un honor que sea de la ciudad de mis padres
cariños